El Casco Viejo de Pamplona ha vivido este martes una mañana de 6 de julio nublada y bastante tranquila. Calles como Calderería o Jarauta, dos de los centros neurálgicos de la fiesta, desangelados; la mayoría de bares y restaurantes sirviendo almuerzos a medio gas y un poteo al mediodía en el que ha reinado la responsabilidad. Una mañana gris de 6 de julio.

La Plaza del Castillo, con gran presencia policial y el kiosko vallado y acordonado, ha sido de los pocos sitios que presentaba cierto ambiente sanferminero. "La cuadrilla de toda la vida almorzamos en el Windsor. Nos hemos juntado diez, pero otros años hemos llegado a ser 40 e incluso 50", relataba Carmelo Butini Echarte, librero de La Casa del Libro, apenado por el segundo año consecutivo sin San Fermín. "Siento una tristeza total. Encima ha salido lloviendo. Pero bueno, tranquilidad, responsabilidad y a ver si los del año que viene son del 6 al 20 de julio, como los Sanfermines antiguos", ha deseado.

A unos metros, en el Bar Baviera, Laura Urrutia y sus amigas se tomaban unas copas de champán con el tradicional atuendo sanferminero. "Se nos hace impensable no ir vestidas de blanco y rojo un 6 de julio", ha comentado Laura. Eso sí, han dejado bien claro que iban a evitar las posibles aglomeraciones: "Nos daremos un paseo y veremos el ambiente. Si hay mucha gente, nos volveremos", han asegurado.

La calle San Nicolás, junto con Navarrería, también ha acogido a algunas cuadrillas que no querían perderse la tradicional cita con el almuerzo, que se ha vivido con total serenidad. "Ya era hora de que se pudiera almorzar tan tranquilo", ha bromeado Pedro Gutiérrez. "Lo más probable es que estemos aquí de sobremesa un buen rato y si nos movemos iremos a sitios poco concurridos. Al final es ir con cuidado", ha añadido.

Pañuelos al viento

A falta de 30 minutos para las 12 del mediodía, cuando los agentes de Policía Foral y Policía Municipal han restringido el acceso a la plaza Consistorial, el Ayuntamiento presentaba casi un aspecto de día laborable: cafeterías y comercios abiertos y apenas dos decenas de personas vestidas de blanco y rojo.

"Hemos almorzado y hemos venido por curiosidad, a ver qué ambiente había", apuntaba Marta Equiza, del barrio de San Juan, que ha asegurado que iban a completar el día con una comida pero que no tenían pensado salir por la noche debido a la escalada de casos por Covid en los últimos días.

En este 6 de julio también ha habido sitio para las cuadrillas más veteranas. Los integrantes de La banda del chipirón, todos cercanos a los 80 años, no han querido perderse una tradición que llevan manteniendo medio siglo. "Ya no corremos el encierro pero seguimos la juerga hasta que el cuerpo aguante", han señalado.

A las 12 del mediodía, las 200 personas congregadas han alzado sus pañuelos rojos al grito de "¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!", mientras se escuchaban de fondo algunos cohetes lanzados desde los balcones, simulando un Chupinazo más que añorado. La pamplonesa Marisa Gil y su hija Zaira Sardina afirmaban emocionadas que "solo con escuchar las campanas del reloj" ya se daban por satisfechas.

Además, un nutrido grupo de pamploneses se ha acercado al reloj de La Casa del Libro, en la calle Estafeta, y ha grabado con sus teléfonos móviles cómo la cifra descendía a 365 días. "¡¡¡Ya falta menos !!!", han gritado esperanzados.