ola personas, ¿cómo va pasando agosto? ¡Ay, agosto!, aquel mes que era diferente a todos, era el mes social por excelencia, el de las noches al fresco en las puertas de las casas de los pueblos, charlando y riendo con el cri-cri de los grillos de fondo y el olor a tortilla de patatas que aun flotaba en el ambiente, el mes que cuando éramos niños nos permitía estar por la calle más allá de lo que se tenía por hora prudente el resto del año, un mes diferente que volverá o no, la sociedad en general está cambiando y ya no se valora el tiempo en común, ni las noches al fresco, ni los niños juegan a cosas que no usan baterías y que salen gratis.

Bien, hecho este análisis en tono de nostalgia entraré en materia. Hoy vamos a dar un paseo por la ciudad uniendo seis puntos de ella que están cargados de historia, hoy vamos a dar la vuelta al recinto amurallado para ver uno a uno los portales de Pamplona: Tejería, San Nicolás, Taconera, Nuevo, Rochapea y Francia, este es el único que queda en pie.

Veámoslos. Salí de casa el jueves a las 24 horas y en nada me planté en la avenida de Roncesvalles, por Amaya llegué hasta la trasera del Gayarre y crucé a Juan de Labrit. En ese lugar pisaba terrenos del portal de Tejería que abría la ciudad a quienes subían por lo que hoy llamamos la cuesta de la Txantrea. No es difícil adivinar el lugar exacto donde se ubicaba el túnel de entrada y para situarnos con precisión nos serviremos del murete sobre el que se alza la barandilla que protege la zona del Kabilla, ya que ese murete es el zócalo de la muralla derribada en 1918. Donde termina esa base la muralla hacía ángulo recto y prácticamente en el rincón estaba el portal de Tejería, por tanto, podemos decir sin temor a equivocarnos que ocupaba el espacio que hoy ocupa un enorme plátano de sombra que hay justo enfrente del paso de peatones que nos lleva al callejón de la plaza de toros.

Construido en 1644 daba paso a las inmediaciones del baluarte de la Reina que se formaba a su izquierda, quedando frente a él la vieja plaza de toros. Antes de llegar al coso taurino durante años en los terrenos próximos al portal se encontraba un establecimiento muy célebre ya que ahí se instaló el teatro circo Labarta que llegó a ser el primer cine de la ciudad hasta que un incendio lo convirtió en cenizas.

Crucé hasta Telefónica y en un ejercicio de imaginación me vi andando por la parte superior del Baluarte de la Reina que me llevó hasta el vértice de su garita, en Carlos III 13 aproximadamente, bordeando el muro llegué a la pared de los redentoristas en Cortes de Navarra y en nada alcancé el segundo de los portales que vamos a conocer: el de San Nicolás.

Fue éste sin duda el más importante de los seis, era la entrada y salida natural hacia el sur y hacia el sureste, es decir, por el salían y entraban los viajeros que venían o iban dirección Tafalla, Tudela, Madrid, Zaragoza, Sangüesa, Roncal, etc. Por él se entraba al centro social y administrativo del Reino.

Este portal no solo era el más principal por su situación y funcionalidad, también lo era por su construcción llevada a cabo en 1666 por el entonces virrey Duque de San Germán, personaje de dedos largos y amor a los contenidos de las arcas públicas, que levantó un precioso portal con sillares almohadillados e interesantes labras heráldicas que hoy podemos admirar en la entrada a la Taconera desde el Bosquecillo donde fue instalado con fines ornamentales en 1929, habiendo sido desmontado de su lugar de origen en 1906 dejando paso a una entrada más ancha y operativa tal y como iban exigiendo los tiempos. Este portal contaba con dos puentes y revellín, formándose en su entorno unos grandes fosos utilizados por los cordeleros para su trabajo que precisaba de largas distancias en las que poder trenzar las maromas.

En mi paseo imaginario al llegar por el baluarte de la Reina a la altura del portal bajé por una de sus rampas laterales y me vi dentro de la ciudad más o menos a la altura de donde se encuentra el monumento al soldado Iñigo de Loiola, frente al cine Avenida, a mi derecha vi el depósito de aguas de Subiza y la basílica del santo guipuzcoano, de frente la avenida de San Ignacio, entonces calle, rematada por casa Baleztena, a mi izquierda los cuarteles y la continuación de San Ignacio que hacía una L y discurría por la que hoy es calle Estella. Tomé ese camino para dirigirme al tercero de los portales que cerraron la noche de los pamploneses durante varios siglos, pasé la plaza del 22 de Agosto, hoy del Vínculo, y salí a Sarasate que atravesé. Al cruzar la calzada hacia la calle Ciudadela aluciné en colores, aquello parecía San Fermín, 150 o 200 niñatos y niñatas, borrachos y gritones, sin máscaras, ni distancias de seguridad ni madre que los fundó, pasándose todas las normas por el entreplís de las cuestiones lo invadían todo, la calzada, la acera, el carril bici y todo lo que fuese susceptible de ser invadido, yo tuve que salir hasta mitad de la calzada para poder continuar por Navas de Tolosa, ellos no se apartaban ni un pelo y aun me miraban chulescos y desafiantes, ¡Dios qué mal lo estamos haciendo! ¡Qué mala educación está recibiendo una generación entera! La comisaría de General Chinchilla a un paso y no digo más.

Pasado el hotel de los Tres Reyes y tras el bosquecillo llegué al lugar donde se encontraba el viejo portal de Taconera, el que atravesaban nuestros antepasados con los pies por delante en su último viaje camino de Berichitos. Su ubicación exacta sería en la línea donde se levanta el portal restaurado en 2002 pero más hacia el edificio Singular por donde discurre la actual calzada. Este era el portal que daba salida a quienes se dirigían a Estella, a Logroño, a Zizur y a todos los pueblos y valles de esa parte de Navarra. Se construyó en 1666 y se derribó en 1906, permaneciendo sus partes desmontadas y guardadas en un almacén municipal casi un siglo hasta que el ayuntamiento se decidió a levantar una reproducción del portal que pudiese albergar los diferentes escudos que del original se guardaban. Tomé la calle del Bosquecillo para salir a la bajada de la estación y a mi izquierda pude admirar el mentado portal de San Nicolás que sigue guardando todo su porte.

El espacio se me acaba y solo he contado la mitad de mi paseo así que habré de dejarlo aquí con un continuará.

La próxima semana veremos Nuevo, Rochapea y Francia.

Besos pa tos.