Los humos, esferificaciones y demás técnicas de la cocina moderna no van con ella. “Eso no es para la Angelita. Yo el pucherico. A mí lo que más me preocupa es que la comida esté a punto y bien. Y comida que se pegue al riñón, déjate de tonterías”, dice Angelita Alfaro. A sus 80 años, 81 el próximo uno de marzo, este miércoles ha presentado su 25º libro de recetas de siempre. De comida familiar. En este caso con la verdura como protagonista indiscutible. No hay más que leer el título: Te quiero, verde. Una publicación de la editorial Libros Cúpula ya a la venta, con 170 recetas divididas por estaciones. “Una receta de amor a la cocina vegetal tradicional”, añade la portada del libro.

La puesta de largo de su recetario se ha producido en la librería Elkar de la calle Comedias, la misma que acogió la presentación de su primer libro en el año 1991. “Fue tal el cariño y el buen sabor de boca que me llevé, que el número 25... iba a decir que el último pero no, el penúltimo, lo hago allí con todo el amor del mundo, de verdad”.

Riojana de nacimiento (Cervera del Río Alhama) y Navarra de adopción, tierra a la que llegó con 17 años para instalarse en el barrio de la Txantrea, Angelita, trabajadora incansable -destaca también su faceta como alpargatera- es toda una institución de los fogones, cocinera mediática que ejerce de embajadora de las recetas populares. Y galardonada hasta en tres ocasiones con el Premio Gourmand.

Dice que a este libro le tiene especial cariño “primero porque me he pegado muchos años con él. Y segundo porque hace años empecé a escribir poemas. Y el libro tiene las recetas a la izquierda con su foto, y a la derecha toda una plana con un poema a lo que toca, todos de mi cosecha. Por ejemplo con la alcachofa, que siempre que voy a Tudela lo tengo que decir corriendo. También lo recité en el Museo Thyssen con una alcachofa en la mano, porque soy medio actriz. Y me ha quedado diferente, porque a ver qué libro de recetas lleva poemas del producto”, se pregunta.

En menestra eres divina, rebozada deliciosa, con jamón mil veces buena y rellenica gloriosa. Si yo fuera agricultor me extasiaría en el campo, por ver florecer tus hojas, y crecer tu erguido tallo. Porque no hay mayor placer para quien en ti se esmera, que un platico de tu fruto, al llegar la primavera”, dice un fragmento de su oda a la alcachofa. “Son poemas con los productos más significativos, si no se aburriría la gente. Del espárrago, que soy madrina y embajadora, del Cuto Divino de Tafalla, el aceite de oliva o la de la sal navarra, la última que me han hecho. Ahora quiero que me hagan madrina del ajo, a ver qué pasa con Falces, si me dan esa gracia, que siempre tengo los ajos en la mano”.

Recetas para rato

A Angelita no se le agotan las recetas ni las ganas de cocinar. “Es mi mayor alegría. Cuando estoy un poco alicaída o algo así, me pongo a cocinar y se me quitan todas las penas, palabra de dios. Y luego en la cama pienso, ‘¿mañana de quién es el cumpleaños? ¿A quién tengo que hacerle unas magdalenas o unas rosquillas?’ Y así me paso la vida, tirando de saco de harina”. Le queda harina para rato. “De cada receta se pueden hacer tropecientas. Estos dos veranos desgraciados que hemos pasado, de medio monjas de clausura, he escrito 900 recetas. Las tengo en la recámara. Porque de cada una le sacaba una nueva modalidad. La cocina es mi vida, y cada día me sienta mejor ser cocinera”.

La riqueza huertana

“Pepinos, espinacas, acelgas, repollos, coles, lechugas, escarolas, endivias, berros, guisantes, tirabeques, habas, alubias verdes, apio, cebollas, chalotas, cebolletas, patatas, zanahorias, remolachas, nabos, rábanos, salsifíes, pochas, garbanzos, lentejas, habas, hongos, puerros, hinojo... Todo ello es muy rico en todo tipo de vitaminas, unos las tienen de una clase y los otros de otra, a cuál más interesante. Es por eso que esta riqueza huertana no debe faltar jamás en nuestras despensas y en nuestras mesas. Puedo asegurar que en la mía no hay escasez de ellas. Espero así que este libro colme vuestras ilusiones de ser cada día más fuertes, sanos y alegres porque de la panza viene la danza”, explica Angelita en la sinopsis de su libro, donde destaca que “la primera idea que se le ocurre a un aficionado a la buena mesa cuando se habla de manjares son las verduras”.

Por último, asegura que “la mejor medicina es un plato de buena verdura. Hay que comer sano y bien para estar decente, porque la salud es una cosa muy seria. Y tenemos nosotros en Navarra una verdura que es lo más”, defiende esta cocinera. Palabra de Angelita Alfaro.