Es abogada, ex vicepresidenta de la Asociación de Abogados y Abogadas de Buenos Aires y una de las fundadoras de la Plataforma Argentina de Apoyo a la Querella Argentina contra los Crímenes de la Guerra Civil Española y el Franquismo.

Acaba de llegar a Pamplona invitada por el colectivo Sanfermines 78 Gogoan con una apretada agenda por delante. Julieta Bandirali mantiene la única causa abierta por los sucesos ocurridos el 8 de julio de 1978 y pese al último revés judicial no descarta que Rodolfo Martín Villa sea finalmente imputado crímenes de lesa humanidad.

¿Qué mensaje ha trasladado en las reuniones que ha mantenido con las instituciones del Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Pamplona y colectivos sociales?

-Estoy contando cuál es el estado actual del trámite de la querella argentina y la importancia que tienen los hechos de los Sanfermines del 78 en dicha querella, que aun siendo una de las últimas causas que se presentaron fue uno de los cinco casos que se tuvieron en cuenta para el procesamiento de Martín Villa. Además de esperar la solidaridad y el apoyo, soy de las que piensan que esta batalla, o empleando un término futbolístico, que es mejor, se juega en la cancha de los tribunales pero también ser juega fuera y los colectivos sociales de apoyo son lo más importantes.

Desde un punto de vista jurídico, ¿qué puede decir de la querella sobre los hechos ocurridos en los Sanfermines del 78, que dejaron un muerto, Germán Rodríguez, por disparos de la Policía y decenas de heridas de bala?

-Si fuera maestra le pondría un 10 de calificación. Como abogados le hemos dado la forma jurídica, pero la armadura fue responsabilidad de las asociaciones populares y memorialistas, que se encargaron de sistematizar todos los datos y hechos conocidos. El libro Que no es importe matar fue clave para que la jueza Salvini fundamentara el auto de procesamiento de Martín Villa. Casi lo habíamos pescado al vuelo y ahora se nos está queriendo escapar de nuevo.

¿La decisión de Sala Segunda de la Cámara Criminal y Correccional Federal de Argentina de revocar el procesamiento a Martín Villa supone echar el cerrojazo al sumario?

-Ha sido un retroceso. La revocatoria está apelada por nosotros y la siguiente instancia será la Cámara de Casación Penal. No está todo perdido y aunque se revocó el procesamiento no se ha sacado de la causa. Es el momento de ver para qué lado se decanta. La jueza Salvini sigue pidiendo pruebas, pero no encuentra colaboración desde este lado y está generando cierto cansancio. Tuvimos el temor de que se archivara por la imposibilidad de seguir la investigación, pero no ha sucedido.

¿Cómo llegó este sumario a sus manos y ha acabado pleiteando contra el Estado español por un asunto ocurrido en una ciudad tan pequeñita como Pamplona y tan alejada de Buenos Aires?

-La querella comenzó en 2010, por iniciativa de un grupo de abogados históricos de los derechos humanos, uno de ellos profesor mío. Aunque la apoyaba, me pareció que no iba a provocar efectos, hasta que en 2012 conocí a 4 personas que me hicieron cambiar, me dieron vuelta a la cabeza: era el txato Galante, Iosu, Sabino y Blanco Chivite. Me sentí hermanados con ellos, descubrí que los que pedían justicia eran de carne y hueso, que no pedían abrir fosas del siglo pasado. Vi mucha fuerza y me enamoró. Yo también fue militante. Así llegó a mis manos este sumario, ya que luego me adherí al equipo jurídico.

¿Qué destacaría sobre lo que sucedió en Pamplona el 8 de julio de 1978?

-Me acuerdo de todo, que hubo un grupo de estudiantes bajó al ruedo con carteles por la libertad de los presos políticos , que hubo un pequeño disturbio con otros que no estaban de acuerdo y ese fue el pretexto para que entrara la Policía. Me impactaron los botes de humo, lo que nosotros llamamos gases lacrimógenos, y las pelotas de goma, que suena más liviano que las balas de goma que llamamos allí. Lo tengo presente porque en Argentina es moneda corriente. Todo ha costado mucho. Los argentinos vinimos a buscar justicia a España por nuestros militares genocidas en los 90 y se nos escuchó, como por ejemplo pidiendo la extradición de Adolfo Scilingo, pero cuando se trata de lo suyo no hemos encontrado la misma reciprocidad. La jueza Salvini recibió muchas cartas de apoyo a Martín Villa, de muchos representantes del Estado.

Con lo que sabe, ¿se puede concluir que la intervención de la Policía Nacional en los Sanfermines de 1978 fue una operación planificada por los aparatos del Estado con antelación?

-Todos los elementos recabados indican que si no fue algo planificado para que sucediera ese día, cuando comenzaron los hechos la orden fue que no importaba matar. Las grabaciones y pruebas conseguidas así lo han acreditado. Cuando Martín Villa festejó que le habían revocado el procesamiento dijo que él podía haber sido el que disparó el tiro, el responsable, pero no que eso no era un crimen de lesa humanidad. Fue un reconocimiento implícito, una provocación.