lodosa - La escuela infantil de Lodosa ha estrenado este curso una sala de lactantes, un aula que pretende ser una continuidad del hogar y que ha contado con un presupuesto de 3.000 euros por parte del Ayuntamiento, que se han sumado a los 30.000 euros que también han invertido en la mejora de la instalación eléctrica del lugar.

Según explica Diana Lorente, directora del centro, han habilitado este espacio siguiendo la metodología Montessori. “Como son tan pequeños, no queríamos que pareciera un aula, sino que fuera un espacio acogedor, más semejante a un hogar. Hay música clásica de fondo, los colores son pasteles, que transmiten tranquilidad y relajación, el suelo es de madera e incluso el olor te atrapa y envuelve”, explica Lorente.

En la actualidad, insiste, hay dos módulos de lactantes puesto que hay doce txikis que se suman a los 22 que tiene la escuela infantil nacidos en los años 2016 y 2017, los mayores y medianos del centro. De hecho, la matriculación es ahora muy buena y lejos quedan los años malos, como el 2011, cuando el centro apenas llegó a tener once alumnos.

Esta nueva zona, además, cuenta con materiales naturales, no han utilizado nada de plástico, y no tienen elementos de contención, sino que todo está a su alcance y tienen el suelo despejado para ir de un lugar a otro.

inmersos en ‘skolae’ En la escuela Arco Iris están en la actualidad cinco educadoras; Diana, que hace las labores de dirección desde hace siete cursos, Marta Gainza, Miriam Ezquerro, Suniva Marzo y Ana Adán. Además, dos días a la semana los peques tienen euskera, y también practican el inglés y el yoga.

El centro se ha adherido al programa Skolae, berdin bidean-creciendo en igualdad, un proyecto que pretende facilitar el aprendizaje de una competencia global y “que permita elegir a niños y niñas el proyecto vital propio desde la libertad y la diversidad de opciones, sin condicionantes de género, aprendiendo a identificar las desigualdades, a luchar contra ellas y a ejercer su derecho a la igualdad en el ámbito de su cultura, religión, clase social, situación funcional u orientación sexual”.

Para ello, apunta la directora del centro lodosano, las educadoras se han formado internamente con el objetivo de evitar desigualdades y pequeños comentarios de género. Como ejemplos, Diana habla del regalo del día del padre, que fue una caja de bombones, y de la eliminación de las batas de colores dependiendo del sexo.

Además, acuden a la manifestación del Día de la Mujer y trabajan en la expresión de las emociones y en la equidad entre niños y niñas.

Todo ello, insiste, sumado a la cantidad de actividades basadas en el aprendizaje vivencial que realizan a lo largo del curso.

Las mejoras. Con un presupuesto de 33.000 euros, el Ayuntamiento ha mejorado la instalación eléctrica y ha habilitado la sala de lactantes.

La nueva sala. Sigue el modelo Montessori. Suelo de madera sin obstáculos, tonos de pintura pasteles, buen olor, amplio espacio y música relajante.

Para las familias. El centro, además, ofrece en febrero cuatro sesiones de formación para los padres y madres que pretenden ampliar a todo el curso.

diana lorente “EL aprendizaje es vivencial. Vemos el momento evolutivo de los niños y niñas y les generamos inquietudes”

La directora de la escuela infantil explica que los pequeños salen al mercado a hacer la compra, han visitado una pequeña granja en Lodosa y están inmersos en un proyecto intergeneracional con los abuelos de la residencia. Además ahora, en época del pimiento del piquillo, van a bajeras a ver cómo se asan y se pelan, y después los prueban.

34

Tras años complicados, con apenas 11 alumnos, la matriculación ahora es excelente. En la actualidad hay 34 txikis, 12 de ellos lactantes y el resto nacidos entre los años 2016 y 2017.