res escritores, tres libros, tres temáticas y tres ponencias que, de forma excepcional, se unificaron en Marcilla. Y es que el auditorio del castillo, con motivo del VI Centenario de la fortaleza, acogió un encuentro de autores locales, un evento cultural en el que las letras, la historia local y la literatura fueron las protagonistas gracias a Javier Fabo con El castor en la Península Ibérica. Pasado, presente, futuro, Emilio Garrido con Vocabulario antiguo de Marcilla. Diccionario de Marcilla en el siglo XX, y Esther Jaurrieta con Felizmente divorciada.

Durante una hora y media estos tres autores pusieron sobre la mesa sus experiencias a la hora de enfrentarse a una hoja en blanco, sus vivencias, miedos y los retos a con los que se toparon al escribir.

Esther Jaurrieta fue la primera que tomó la palabra y, por primera vez, tuvo la oportunidad de presentar en público su libro Felizmente divorciada. Y es que el ejemplar vio la luz en octubre y con la situación sanitaria no había podido hacerlo.

Esther comenzó su ponencia hablando sobre el germen del libro, que no fue otro que el hecho de pensar en pleno confinamiento lo afortunada que era de estar sola y de no haber pasado por un divorcio en esas circunstancias. Después habló sobre el proceso de escritura y sobre la autoedición. "Estaba bastante nerviosa pero la verdad es que estar en casa fue una sensación muy bonita. Me apetecía mucho que la primera presentación fuese en Marcilla y fue muy agradable ver el feedback y el cariño de la gente".

El objetivo del libro, insistía, "es tratar de sacar el lado positivo a las cosas y ver la vida con menos drama y con más perspectiva. Es, creo, algo que a mí me hubiese gustado leer cuando pasé por el divorcio".

Muy contenta con el resultado fueron muchos los que, libro en mano, le preguntaron por la segunda parte de la historia, algo con lo que se pondrá próximamente.

"La verdad es que fueron tres ponencias muy diferentes pero me resultó muy interesante. Estar allá y ver la pasión que todos intentamos transmitir fue muy especial", finalizaba.

El confinamiento de marzo dejó a Javier Fabo sin poder presentar su libro El castor en la Península Ibérica. Pasado, presente, futuro, un ejemplar con el que quiere que los lectores "tengan una percepción de lo que el castor aporta al ecosistema. De lo importante que es el hecho de que esté protegido".

Se trata, recordaba, de un libro hecho tras muchos años de recopilación de datos, experiencias y viajes, pero sobre todo "hecho con pasión. Pasión por un animal en particular y por un medio ambiente en general", apostillaba.

Para Fabo la presentación fue "una experiencia muy buena, muy bien organizada y muy amena. Además, el hecho de estar mano a mano con otros dos escritores de Marcilla fue muy curioso".

Tras los agradecimientos, Fabo transportó a los asistentes a la antigüedad y después habló, ayudado por vídeos y fotografías, de su viaje en bicicleta en favor de este animal. Tampoco dejó de lado la importancia de la conservación del castor y del valor que atesora junto a los ríos.

La idea, finalizaba, es poder promocionar el libro en otros entornos como bibliotecas, librerías e incluso en ferias nacionales.

El último que subió al escenario fue Emilio Garrido con Vocabulario antiguo de Marcilla. Diccionario de Marcilla en el siglo XX, un ejemplar que conforma el 9ª volumen de la colección Historia y Etnología de Marcilla.

Garrido aseguraba que "fue un lujo y considero que es un premio que se apueste por este tipo de cultura, por la letra impresa, que a veces queda un poco relegada. Me sentí muy cómodo y vi que la gente recibió el libro con enorme cariño".

De acuerdo con Emilio, el libro pretende mostrar que el lenguaje no solo son palabras sueltas sino que es un modo de transmitir, de comunicar y de expresar. Por este motivo, además de recoger 1.220 palabras marcillesas, el ejemplar, de 317 páginas, contiene capítulos dedicados a los refranes y modismos, a los topónimos y creencias erróneas transmitidas de padres a hijos, a los motes y sobrenombres, a las curiosidades y tradiciones así como a las palabras olvidadas.

"Que el año arranque en Marcilla con un acto cultural y con tres autores del mismo pueblo, siendo tan pequeño, fue el mejor regalo de Reyes que se puede tener", finalizaba este marcillés.