raxes Ikastetxea, el centro escolar de Betelu, cierra el ciclo de economía circular. Y es que el alumnado gestiona los residuos que se generan en el centro. Por grupos, realizan la recogida selectiva de papel-cartón, envases y materia orgánica, esta última para su compostaje. Así, consiguen transformar cada año 1.650 kilogramos de residuos orgánicos en compost que utilizan para abonar la huerta que cultivan los propios estudiantes; verduras y hortalizas que después se utilizan en el comedor. Además, han reducido un 76% el uso de papel de aluminio empleado en el almuerzo.

Por ello, con motivo de la Semana Europea de Prevención de Residuos, el Consorcio de Residuos ha querido poner a este centro como ejemplo a seguir, una experiencia que contaron en primera persona alumnos y alumnas ayer a Jesús Mª Rodríguez, director general de Administración Local y Despoblación; Fernando Mendoza, gerente de la sociedad pública NILSA; José Mª Amundarain, presidente de la Mancomunidad de Alto Araxes; Joseba Sánchez, técnico de residuos de esta entidad, así como al alcalde de Betelu, Mikel Rekalde, y la edil de Araitz Maider Agirrebarrena. También hablaron con Bixenta Egia, la cocinera y Venus Campos, responsable de limpieza, a quienes la ayuda del alumnado facilita su trabajo.

Lo cierto es que todos y todas se mostraban encantados con esta experiencia que echó a andar en el curso 2017-2018 con la puesta en marcha de la asignatura optativa Escuela sostenible-Ikastetxe sostengarria, dirigida al alumnado de 1º y 2º de ESO con el objetivo de desarrollar un plan integral de gestión de residuos para minimizar el impacto ambiental que produce el funcionamiento del centro, según explicó Mikel Sarasola, profesor de esta asignatura. También destacó la implicación de toda la comunidad educativa para que sea un éxito. Y es que participan todas las personas al centro, tanto el alumnado, 105 estudiantes desde Infantil a 2º de ESO, además del profesorado, personal de comedor y limpieza y las familias, repartidas en ocho municipios: Arribe, Atallu, Azkarate, Betelu, Errazkin, Gaintza, Intza, Lezaeta y Uztegi.

LAS TRES ERRES A la hora de ponerlo en marcha este proyecto han seguido la regla de las tres erres: reducción, reutilización y reciclaje. Así, para reducir los residuos se han llevado a cabo diferentes acciones como el denominado almuerzo limpio, con el reparto de envase específicos para transportar los alimentos. Ha permitido reducir en un 76% el uso de papel de aluminio y un 74% el papel de film, según las recogidas efectuadas por el propio alumnado durante la implantación de este sistema. Además, se han sustituido los vasos, platos y envases de plástico de la sala de profesores y de los eventos escolares por materiales reutilizables y reciclables. También se ha impulsado el uso de recursos digitales para disminuir el uso de papel. En el caso de libros de texto, se impulsa la reutilización a través del sistema de préstamo del departamento de Educación, de forma que los mismos libros se emplean en varios cursos escolares y se estimula también el cuidado de los materiales y elementos públicos.

Por otro lado, el centro impulsa la entrega de prendas que se han quedado pequeñas a alumnado de cursos inferiores para su reutilización. También se da nueva vida a los envases de yogur para plantar semillas en la huerta y los folios se utilizan por ambas caras. La sensibilización también es importante, otro aspecto que trabaja el alumnado del primer ciclo de ESO con el resto de compañeros y compañeras, tanto dando ejemplo con su proceder como con vídeos que realizan, una nueva forma de ver los residuos que también llevan a sus casas.

“Es importante visualizar la economía circular y este centro es un claro ejemplo”, señaló el director general de Administración Local y Despoblación, al tiempo que ponía en valor que fuera desde el ámbito educativo. “La Mancomunidad más pequeña de Navarra puede dar ejemplo a las más grandes”, destacó el director de NILSA. “Se está viendo un cambio importante en la sociedad pero queda el reto más importante, sobre todo en materia orgánica. Es el punto clave para la recogida y tratamiento”, aseguró. Lo cierto es que el 43% de los residuos que se generan en el ámbito doméstico son materia orgánica. “Más del 80% se puede recoger de forma separada. La materia orgánica es un tesoro. Para ello es importante la concienciación ciudadana”, señaló. “La revolución en Pamplona empieza a hora, un salto cualitativo y cuantitativo con una inversión muy importante”, avanzó Mendoza.