"Peleamos por nuestro futuro y el de nuestras familias", destaca Mostafa Essouabny Echleh, un magrebí que lleva ocho años como socio en RSA Aralar, cooperativa ubicada en Altsasu dedicada a rebabados, soldadura y granallado de grandes piezas. "Trabajamos medio centenar de personas, 31 socios y el resto contratados. Pero es una falsa cooperativa", asegura.Precisamente, todo comenzó cuando fue elegido vicepresidente del consejo rector, el pasado 28 de mayo, después del despido de la anterior persona en el cargo. "Preguntaba demasiado y le echaron. No pensaba presentarme pero me ofrecí con el compromiso de reivindicar nuestros derechos", recuerda. Así, solicitó a la dirección el acta de la asamblea y los estatutos. También pidió que le detallaran los cargos existentes. "Hay mucha gente mandando y no sabemos si es una empresa normal o una cooperativa. La mayoría somos africanos, menos los que mandan", cuenta.

Pero no se le entregó ninguna documentación, según afirma. Es más, dice que desde entonces aumentó la presión hacia él y a las personas que le votaron. Así, convocaron una huelga. "El gerente se comprometió a que iba a darme los estatutos. Pasaron unos días pero no hubo respuesta", señala. Así, volvieron a la huelga otros dos días. "Cuando volvimos nos pararon en la puerta y nos dijeron de firmar unos papeles. Cómo nos negamos, llamaron a la Policía Foral. Pero teníamos derecho a entrar porque somos socios y entramos", recuerda. Después les comunicaron que ante la falta de trabajo se cerraba la empresa tres días. "Cuando volvimos estábamos despedidos. Dicen que es falta grave. Nosotros no lo sabíamos. Solo queremos luchar por nuestros derechos", incide.

Veinte tienen familias y su sueldo es su sustento. Y después de meses de bajos salarios por la reducción de la jornada, desde el 1 de julio no han tenido ningún ingreso. "Como somos cooperativistas no tenemos paro. Hay que pegar el alquiler y otros gastos. Algunos no pueden aguantar y se han ido a otras empresas", observa.

Mientras tanto, asesorados por un abogado, pidieron por burofax la documentación así como una asamblea para revocar al presidente y secretario del consejo rector. "Comen de la mano del gerente. No nos informan de nada. El objetivo de la dirección es no cambiarlos pero nosotros somos mayoría". Además, al tener una relación societaria con la empresa, no están afiliados a ningún sindicato. "En realidad son falsos autónomos. La figura de la cooperativa es una herramienta para defraudar a la Seguridad Social y a Hacienda", señala Gorka Vierge, responsable de ELA en Sakana. "Estos trabajadores necesitan ayudan. Por ello, hacemos un llamamiento al Gobierno de Navarra para que se implique", incide Vierge. "Esta empresa es el patio trasero de otras grandes que realizan los peores trabajos".