Izaskun Etxeberria Zufiaurre (Altsasu, 1964) presenta hoy en el Centro Cultural Iortia Esaten ez den guztian, una publicación que recoge diez narraciones que cuentan vivencias de personas humildes, de esas que no salen en los libros ni en las películas, pero que también tienen su historia. Si bien son relatos de cuestiones universales que tienen que ver sobre todo con los silencios y la incomunicación, el lector de Altsasu, e incluso de Sakana, identificará espacios y también personajes, contextualizados en un momento histórico. Será a partir de las 18.30 horas. Las invitaciones se deben solicitar en la web www.iortia.com o en el mostrador del centro cultural.

Se trata de unas narraciones escritas sin prisas, con frases muy escogidas y sugerencias. “El libro surgió hace un tiempo. La primera narración la escribí para el trabajo final del postgrado de Bergarako Idazle Eskola”, recuerda. Poco a poco, surgió Altsuondo, un pequeño universo a partir de cual fue creando el resto, en diferentes épocas y situaciones históricas determinadas, con personajes ficticios y también reales, según explica la autora, profesora de literatura y colaboradora en diferentes medios de comunicación, siempre en euskera. Así, continuó escribiendo narraciones, sobre todo para concursos literarios. En la mayoría ganó o consiguió mención especial. “La directora del curso, Tere Irastorza, me animó desde el comienzo a hacer una colección de las narraciones y publicarla”, recuerda.

Las narraciones se ordenan de modo cronológico. La primera es de 1908 y la última de 2010, un recorrido de más de un siglo por Altsuondo, un pueblo que tiene mucho que ver con Altsasu pero que también abarca los montes de Altzania y la muga con Gipuzkoa. Se articulan en dos bloques: Ferrilak y Eserlekuak, es decir vías y asientos. El primero es más amplio, con nueve de los diez relatos, con personajes que vienen y van, algunos de los cuales vuelven. Las primeras décadas se mueven en tren, el medio de transporte que transformó para siempre Altsasu, y después por carretera, para volver al ferrocarril pero en esta ocasión como turistas.

“Tienen que ver con el ir y venir de los personajes por diferentes motivos, condicionados por la situación histórica en muchos casos y por la situación personal en otros”, explica. “Todos los personajes guardan algo que no cuentan, a veces por vergüenza, otras por miedo. A menudo en las relaciones hay falta de comunicación. Queda mucho por contar. Qué es lo que no se cuenta y por qué”, se pregunta. También son historias de maletas, las de aquellas personas que salían de su pueblo para emigrar a América y la de otras personas que llegan a Altsuondo.

La segunda parte es más íntima, vivencias contadas a través de Katali, el personaje femenino que aparece en la quinta narración y con la que comenzó a coger forma el libro, el primero que publica en solitario.

La tercera narración se sitúa en 1936, a comienzo de la guerra, cuando uno de los personajes quiere convencer a su amigo de que escape del pueblo, al igual que hicieron otros muchos. “El otro, inocente, le dice que por qué, que él no ha hecho nada. Su amigo le pone ejemplo reales y le pregunta dónde están dos personas reales, los hermanos Isidro y Eloy Zufiaurre, que fueron voluntarios y desaparecieron”, observa. Casualidades de la vida, la misma semana que Izaskun Etxeberria presentó el libro en San Sebastián, el alcalde de esta ciudad, Eneko Goia, hizo pública junto con Aranzadi la lista de los 17 milicianos sepultados en el mausoleo franquista del cementerio de Polloe, cuyos restos fueron identificados por Aranzadi. El último era Eloy Zufiaurre García, hermano de su abuelo.

“Sabíamos que había caído en Loiola. Estuve hace unos años preguntando en Polloe, pero me dijeron que en alquel momento no había ningún registro ni ningún rastro de él. Estaba allí”, señala.

También tiene que ver con la memoria histórica la siguiente narración Bota berriak hiretako, Isaac, inspirado en Isaac Arenal, comunista madrileño que llegó a Altsasu junto con otros 300 hombres en un batallón de penados que trabajaron en el desdoble de la vía con piedra extraída de la cantera de Orobe. Sus vivencias quedaron recogidas en el libro 95 Batallón de Soldados Trabajadores. l

“Todos los personajes guardan algo que no cuentan, por diferentes razones”

Profesora y escritora