Por la mañana unos, otros por la tarde, ikastolas y colegios públicos con modelo D, enseñanza en euskera, irrumpieron el lunes en las calles vacías de sus pueblos para celebrar la víspera de Santa Águeda/Agate Deuna Bezpera.
Cumpliendo con la tradición perdida en algunos de ellos durante décadas, ataviados con sus trajes de baserritarrak, Sangüesa, Aoiz, Lumbier y Otsagabia se cuentan entre los que se sumaron a los muchos pueblos de Navarra para salir a cantar las coplas de vísperas de este día, a golpe de makila.
La cita llega entre sus vacaciones de Navidad y Carnaval, y en todos los centros es motivo de fiesta, fiesta que el cuarto día de febrero se abre a los pueblos que habitan llevando por las calles la alegría de sus voces al compás de alegres acordeones y trikitixas.
SANGÜESA, POR grupos En la ikastola de Sangüesa, Zangozako Ikastola, Santa Águeda es una salida obligada, trasladada hace unos años a la mañana, en horario lectivo.
La celebración comenzó con una chocolatada en el centro y después, el alumnado se repartió en diversos grupos según las edades y partieron a distintos puntos de la ciudad. “Antes íbamos todos juntos en kalejira y por la tarde, pero decidimos cambiar porque tampoco salía mucha gente, y pensamos que era mejor llenar la calle de vida por la mañana, en plena actividad comercial”, comentan desde el centro.
A las doce en punto salieron a hacerse visibles de forma diferente, a la luz del día y repartidos por diversos puntos para después volver a la ikastola. Txapela, makila y acordeones, el centro al completo, 170 personas entre profesorado y alumnado, de 3 a 16 años, previos ensayos, participaron en la salida.
“No se trata solo de salir a cantar por la calle, algo con lo que todos y todas disfrutamos, así como la gente del pueblo que nos rodea, si no de difundir la costumbre y nuestra cultura”, añaden.
OTSAGABIA COMPARTE En Otsagabia la víspera de Santa Águeda se vistió de blanco, con la nieve rodeando el pueblo y el hielo en las calles.
El colegio comarcal eligió las primeras horas de la tarde, después de comer, para dirigirse como acostumbra a la residencia de los mayores para compartir su fiesta.
“Todos los años lo hacemos, es una costumbre que mantenemos con gusto”, apuntaban desde el colegio. Después de llevar música y coros a los residentes, a los más de 80 participantes se sumaron sus padres y madres, que hicieron con ellos un recorrido más corto que otros años, como consecuencia del hielo que había en las calles.
DESDE LA IGLESIA EN AOIZ En Aoiz la primera copla a Santa Águeda se canta en la iglesia de San Miguel, a pie de la talla que la recuerda. Después, el escenario es la calle con vuelta por la villa y parada en cuatro o cinco puntos para desembocar en la plaza del Mercado.
La fiesta se abre al pueblo y son los niños y niñas del colegio los que tienen el foco vestidos de caseros y caseras. Makila en mano entonan las canciones al son del grupo de txistularis de Aoiz/Agoizko txistulariak Taldea. El colectivo Karrika Euskara Taldea dio luz a la estampa agoizka con sus farolillos rojos.
LUMBIER, CON CHOCOLATE La ikastola Arangoiti de Lumbier tampoco faltó a su cita. Sus angostas calles vacías vibraron con las notas de trikitrixas, tambores voces y makilas.
Eligieron también la tarde. A partir de las 5.30 salieron de la plaza del kiosko en kalejira y recorrieron las calles principales: Abadía, Mayor y Horno. La agradable temperatura prolongó el recorrido en el que repitieron con ganas el repertorio de Santa Ageda, Arbola Gainean y Txantxibiri. Finalmente, lo celebraron con una chocolatada en el bar Saira de la localidad.
Pueblo a pueblo, fue un día de disfrute y recuerdo de creencias: por la luz, la salud y el despertar de la tierra. Los coros llenaron las calles vacías de invierno.