un total de 340 vacas y 220 yeguas propiedad de una veintena de ganaderos del valle de Erro tuvieron entrada ayer en los pastos comunales de Sorogain con la finalidad de permanecer en sus prados hasta finales de septiembre. Se trata de una tradición que se remonta al año 1856, cuando se firmó un tratado internacional entre los valles de Erro y Baigorri para compartir los pastos en el paraje de Sorogain, los cuales se diferencian con unas letras marcadas a fuego. También entraron, aunque no se marcan, 30 cabras y 500 ovejas, y a media hierba entrarán otras 1600.

En una mañana lluviosa y soleada, decenas de curiosos fueron testigos de cómo el alguacil del valle de Erro, Xabier Zia, marcaba a fuego una a una cada res de ganado con las letras de VE, las iniciales de Valle de Erro, en los cuartos traseros derechos de los animales. Tal y como lo viene haciendo este mezkiriztarra desde hace 18 años, esta práctica permite que los animales de ambos lados de la muga sean reconocidos fácilmente y puedan pastar con total tranquilidad por los verdes prados del comunal. De hecho, dentro de dos semanas tendrá lugar la marca en Urepel, donde él mismo volverá a marcar a fuego las reses de ganaderos del valle de Baigorri, esta vez en el lado de la izquierda con las mismas letras identificativas.

Respecto al año pasado, participan un número bastante parecido de ganaderos, procedentes de Aurizberri, Esnoz, Loizu, Erro, Zilbeti y Bizkarreta-Gerendiain, que viven esta tradición como un encuentro de fraternidad y hermandad. “En el valle de Erro se han mantenido las cifras de ganaderos que han entrado, aunque uno de ellos no ha podido traerlas porque su ganado se ha contagiado de tuberculosis”, afirma Xabi Zia.

UREPEL El próximo sábado 25 de mayo la localidad de Urepel volverá a revivir esta ceremonia festiva, donde 174 vacas serán marcadas a fuego. “Cada vez entran menos. Recuerdo hace 17 años que entraron 320. El año pasado fueron 210 y este año menos”, lamenta Zia. “El motivo -explica- es doble: por un lado, les obligan a vacunarse de la lengua azul, con lo que algunos ganaderos temen que las vacas aborten, y por otro lado, se les asigna las ayudas de la PAC en función de la hectáreas y prefieren meterlas en el lado francés”, asevera.