Ezcároz y el Valle de Salazar cuentan con otro atractivo que se suma a los que ya poseían. Es la antigua nevera de Lezarana que viene a enriquecer su patrimonio inmaterial. Rehabilitada con el trabajo voluntario de la Asociación Ezkarozeko Bilgua, ya se puede visitar mientras espera el día de su inauguración oficial.

"La pandemia nos ha limitado física y administrativamente. Nos ha hecho trabajar a contrarreloj para ejecutar la obra en los plazos establecidos, pero lo hemos conseguido y la nevera ya es visitable", señala Xabier Díaz Esarte, de la asociación. Cierto es que Ezkaroze Bilgua llevaba varios años madurando la idea de ejecutar el proyecto y este se ha llevado a cabo en un tiempo "nada propicio" recalca, pero la subvención del departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente (80%) obligaba a cumplir los plazos.

"El resto lo ha cubierto la asociación con su voluntariado y recursos. Y estamos muy satisfechos de haberla recuperado antes de que se destruyera. La consideramos importante, así como otros oficios en los que trabajamos y queremos unir en una ruta" , significaba la presidenta Arantxa Samper. Con el respaldo del Ayuntamiento y el asesoramiento de la empresa Gentiana Servicios Ambientales del Pirineo (Silvia Erlanz), un equipo de 13 personas voluntarias lo ha hecho realidad con su recuperación, conservación y divulgación.

Abrir el camino de acceso en el paraje de Lezarana, donde se ubica la nevera, con los trabajos de desbroce y maleza fueron las primeras actuaciones llevadas a cabo entre los meses de octubre y noviembre de 2020. Le siguió la consolidación de la estructura, en aceptable estado de conservación, reconstruir los muretes del terreno circundante y enlosar pasillo de entrada y cerramiento de barrotes de hierro que permite ver su interior. La intervención la completa la instalación de un panel informativo y culminará con la colocación de una señal indicativa a la salida de la localidad.

La nevera, construida en 1916 por Pedro Juan Hualde Loperena (casa Petxán) con un coste de 1.666 pts, se hizo en piedra de mampostería revocada. Es cilíndrica con el techo rematado en bóveda de media naranja, tiene más de 7 metros de altura y 3 de diámetro. Al fondo del pozo se accede por medio de una escalera metálica adosada verticalmente a la pared. Se guarda la original todavía en uso. En el suelo hay una alcantarilla para desaguar la nieve derretida. Su orientación norte y el tener la bóveda y su estructura cubierta de tierra, la protegen del calor directo del sol.

El uso de la nieve para la conservación de alimentos, enfriado de bebidas o con fines terapéuticos está documentado desde la antigüedad. En Navarra se generalizó su uso a partir de los siglos XV y XVI con la construcción de neveras (lezea/elur zuloa). Una veintena se mantiene hoy en buen estado, y de ellas queda pendiente una charla en la localidad, matiza Xabier Díaz Esarte.

La de Ezcároz corrió a cargo de la Junta del Valle, en respuesta a la solicitud del médico Jovito Gayarre y Machín (casa Beroki) que, en 1914, argumentó su necesidad de que "la aplicación de algún congelado en forma de nieve o hielo era un terapéutico insustituible en las enfermedades febriles, en las congestiones cerebrales y grandes traumatismos, dolor, hemorragias...". Recordaba a los junteros la desaparición de las ventiscas en verano y otoño y que la nieve contenida en las cisternas era escasa y no estaba en condiciones, añade.

"Sin duda eran simas y pozos naturales de uso público en los que la nieve se almacenaba y conservaba sin protecciónde la lluvia, el viento o los cambios de temperatura. Lugares llamados Lezea. En Ezcároz se construyó en el paraje de Lezerana ( popular,Lezarana).

La Junta del Valle delegó al Ayuntamiento su mantenimiento. Cuando las nevadas eran copiosas, la recogida de la nieve se hacía en auzolan, se transportaba en comportas de madera hasta la nevera, donde se depositaba alternando a capas con paja o trigo o centeno. La primera capa se aislaba del suelo con un enramado para que la nieve derretida filtrara hasta el desagüe. Se compactaba en un bloque de hielo que se cortaba con hacha.

Hasta la década de 1940 la nevera de Ezcároz estuvo activa. 80 años después, hoy luce recompuesta gracias al interés de Ezkarozeko Bilgua.

La nevera dejó de funcionar en 1940 y 80 años después luce recompuesta en la localidad salacenca

La Asociación Ezkarozeko Bilgua es un referente en favor del patrimonio y la cultura del valle

Se ha editado un tríptico explicativo, disponible en la oficina de Turismo y repartido por casas, comercios y bares