Existen muchos pueblos y entidades locales en nuestra Comunidad que tienen claro qué propuestas les gustaría elaborar para mejorar la calidad de vida de sus vecinos, pero muchas veces no saben bien cómo llevarlas a cabo. Con la idea de ayudar, acompañar y orientarles en ese camino a la consecución de sus propósitos, la joven Oihana Lorea ha creado ARTELAN, un proyecto que nace en Abaurregaina/ Abaurrea Alta con vocación de poner en valor la idea del auzolan (en Aezkoa, 'artelan') y la participación al servicio de la ciudadanía.

Tras una década trabajando en el ámbito social y voluntariado (en la asociación juvenil Yoar, en el Centro de Salud de Auritz-Burguete como trabajadora social y en la cooperativa de iniciativa social Nommad), esta emprendedora de 36 años ha logrado confluir en la consultora Artelan su manera de entender el trabajo social, enfocada desde la participación social, el desarrollo local y rural y el trabajo comunitario. "Mi trayectoria en trabajo social de comunidad y participación vincula con la percepción que yo he vivido en el Pirineo; sin idealizarlo ni romantizarlo, pero sí apelando a las herramientas positivas que todavía hay en las comunidades del Pirineo", asegura Oihana.

Se refiere con ello a los sistemas de gobernanza tradicionales que históricamente han regido la vida diaria de las zonas rurales, como los auzolanes, las redes vecinales, los lotes de leña, los batzarres o el uso de comunales que gestionan algunas juntas. "Son formas potentes y democráticas que en pocos lugares se siguen manteniendo y que en la práctica tienen mucho sentido", añade.

"No es llenar una sala de pósits, es dar herramientas técnicas y de información para poder tomar decisiones". Foto: Patricia Carballo

Alentada por este espíritu, desde hace un año se ha involucrado en proyectos como las comunidades energéticas en Puente La Reina/Gares, Urroz, Obanos o Abaurregaina/Abaurrea Alta; el patio de la escuela de Huarte y también los presupuestos participativos, una investigación social y diagnóstico en torno a la demanda de vivienda en Lizoain-Arriasgoiti o diferentes talleres de dinamización en varias localidades.

PASAR A LA ACCIÓN

Una vez que un promotor, ya sea un ayuntamiento, colectivo o entidad local, se pone en contacto con Artelan a través de la página web www.artelan.eu, lo primero que hace Oihana es invitarles a identificar sus necesidades. Generalmente, se encuentra con proyectos ya de por sí atractivos e interesantes para la población que apelan a una demanda concreta, pero es fundamental hacer un primer análisis. "Antes de volver loca a la ciudadanía, se trata de que el promotor del proyecto haga una reflexión filosófica de dónde estamos y hacia dónde queremos ir, es decir, tener clara su filosofía de los valores", apostilla.

A continuación, llega la fase que Oihana llama "reglas del juego técnicas", esto es, estudiar cuáles son los límites normativos, el presupuesto, etc, y para ello necesita la colaboración de otros profesionales. "Aunque he creado Artelan sola, siempre he tenido clara una perspectiva colectiva y creo en lo grupal, por eso trabajo con profesionales de distintos sectores en función del proyecto", explica, añadiendo que ha tenido que echar manos de expertos en abogacía, ingeniería o arquitectura.

Consideradas unas bases definidas, llega el momento de trasladarlas a la ciudadanía y para ello, lo más importante es proporcionar una información "clara, concisa, transparente y abierta" a través de los canales de comunicación más adecuados para cada comunidad. "No es difícil llegar a la población, pero es indispensable trabajar con las instituciones locales. Quien mejor sabe lo qué hay y cómo se hacen las cosas, es quien está y quien vive ahí. Por eso, Artelan se dirige hacia lo pequeño, en donde existe una percepción de comunidad", reconoce.

TRANSFORMAR

Sin embargo, Oihana insiste en que esa participación debe ser "decisoria", es decir, que los proyectos deben ser transformadores y tener una incidencia en la comunidad en forma de políticas públicas, proyectos o gestión."Es huir de la imagen que tenemos de juntar a gente en una sala llena de pósits de colores y que luego no vuelva a saber más del tema. Es hacer procesos que suponen esfuerzo, en cuanto al tiempo e implicación, pero en los que se dan herramientas técnicas y de información, para poder tomar decisiones", aclara.

Consciente de que "la población está quemada de diagnósticos y procesos de participación que nunca llegan a ningún sitio", con su trabajo demuestra que, aunando el interés colectivo desde lo pequeño, se pueden lograr grandes cambios sociales. "Hoy todo nos aboca al individualismo y esto dificulta trabajar lo colectivo. Vamos a recuperar saberes colectivos y ancestrales que siguen vigentes", manifiesta la trabajadora social.