tudela - ¿Es hoy Tudela mejor ciudad que en mayo de 2015?

-Sí. Se han cambiado determinadas dinámicas. Se han reactivado proyectos, saneado las cuentas, se ha cogido impulso respecto a la formación superior y de ámbito comarcal más allá de actuaciones puntuales y se han roto algunos clichés. En paralelo hay quien ha querido hacer ver que Tudela es un desastre, cosa que me parece una falta de responsabilidad.

¿De qué está más orgulloso?

-A nivel urbanístico el ascensor es paradigma de

las actuaciones de mejora para la ciudad. Hemos puesto el foco en algunas actuaciones que no son de relumbrón y que había que hacer casi por dignidad como la plaza de San Miguel o la calle Patio. En servicios sociales se han implementado programas como el servicio de primera acogida (no hay que esperar un mes para saber a dónde ir) o la dinámica de participación social en los consejos que no tenían activación. También a veces se olvidan cosas como la consolidación del conservatorio, resolver temas enquistados como el camino del Instituto (que supone afrontar problemas sabiendo que genera críticas). Se han abordado problemas de fondo, serios y profundos con aciertos y errores.

¿Y de qué menos?

-Al inicio nos costó comprender lo que era la institución en cuanto a lo que eran posiciones de partido o institucionales y también podíamos haber establecido cambios en dinámicas internas que hicimos a partir de la segunda mitad. Ha habido ámbitos en los que no hemos cubierto las expectativas que generamos, como la limpieza, pero el punto de partida era muy difícil porque el recorrido era muy largo. También en movilidad, que no es un tema que se arregle en 4 años, es algo endémico de la ciudad, un reto y queda la espina clavada.

¿Como encontraron el Ayuntamiento y como lo dejan?

-Nos encontramos un ayuntamiento en el que no había proyectos lanzados, ni financiación para abordar proyectos de futuro. Eso implica dedicar mucho tiempo a iniciar esa dinámica, tener proyectos, encontrar financiación e ir a Europa o al Gobierno para obtenerla. Dejamos ahora un ayuntamiento con proyectos lanzados, con financiación, ya licitados y que miran más allá de 2019. Nos encontramos un Ayuntamiento en que una obra que corría riesgo de dar problemas técnicos y económicos como era el cubrimiento del Queiles; se había dejado parada y quien venga detrás que arree. Vamos a dejar unas cuentas saneadas con remanentes positivos, con menos deuda como para abordar proyectos. Se puede decir que iba al ralentí del día a día y hemos metido mucha más actividad. No podía ser aquella parálisis. Ahora, con la experiencia, uno de los retos es ordenar mejor los recursos internos, las prioridades y las expectativas a los ritmos que podemos cumplir.

Ha habido promesas que no han cumplido: las mesas de contratación, cambios en direcciones de área y participación-transparencia.

-En las mesas partíamos de una base que no era el cumplimento de la legalidad. Planteamos una cosa con falta de lógica absoluta: que fuésemos a las mesas de nuestras áreas (estábamos obligados), no cobrásemos y no votásemos . La oposición tenía voz y voto y cobraba; lo tuvimos que revisar. Fue un mal cálculo por desconocimiento. En los puestos de libre designación teníamos fe en que podíamos conseguir determinados liderazgos dentro de la casa y por la eventualidad no había personal dispuesto a asumir esos puestos. Hemos constatado la importancia de que existan personas con capacidad técnica probada y fe en nuestro proyecto político y eso lo hemos encontrado en algunos puestos con gente de la casa y en otros no. En participación ha habido avances pero teníamos que haber profundizado más, es un área de mejora.

Uno de los mantras de la oposición ha sido la de que ha hecho seguilismo del Gobierno, ¿que fallos y qué aciertos ha cometido el Gobierno?

-En la estructura administrativa de primer nivel del Gobierno hay una inercia a centrarse en la cuenca de Pamplona y capitalizar los recursos. En Educación teníamos que haber trabajado más de la mano para abordar la problemática de las minorías socialmente desfavorecidas y hacer hecho políticas específicas de discriminación positiva en algunos centros. Por parte del Gobierno ha habido apuestas claras por la Ribera en instalación de determinadas empresas y una comunicación fluida al abordar problemas y valentía para solucionarlos como el Conservatorio. Ha habido una diferencia abismal en la inversión en Salud, respecto a la anterior legislatura (por mucho que haya problemas endémicos no solo de Navarra en determinadas especialidades). Creo también que hay cuestiones que no las han explicado bien y les ha faltado estar más en el territorio. Se nos ha acusado en temas como euskera o en Educación donde hemos salido a hacer críticas. Cuando se cortó el camino del Instituto hicimos bajar al director general de Obras Públicas a una comparecencia para que oyera las críticas y hemos planteado al consejero que recapacite su posición respecto a Izan (independientemente del uso que se está haciendo que me tiene aborrecido), ¿eso es hacer seguilismo?

¿Será el pliego de limpieza la solución para una Tudela sucia?

-El problema de la limpieza es un problema cívico. Hay herramientas que tenemos que mejorar y el pliego debe responder a eso y la maquinaria ser más eficiente y poner más recursos, pero hay que ir por la concienciación y la responsabilidad ciudadana respecto al espacio público. Deberíamos haber hecho campañas de concienciación y es uno de los temas en los que la próxima legislatura hay que trabajar en la calle y en colegios. Si hemos dado la sensación de que el pliego es la solución no es así, aunque tampoco es el problema como dice la oposición. Es mucho más profundo.

¿Que hará con su sueldo si es elegido?

-Independientemente de quien salga, aquella decisión respondía a un momento de descrédito de la política. Es cierto que es un mal mensaje a la sociedad que desprestigia la política porque esa situación puede conllevar que haya gente que no pueda asumir esa responsabilidad porque tenga cargas familiares o por su situación personal. Eso hay que corregirlo y revisarlo, al igual que las asignaciones. Se han dado paradojas en las que un concejal con responsabilidad, ha sido quien menos retribuciones ha tenido respecto de otros que no tienen que asumir ninguna responsabilidad.

¿Se ha visto I-E obligada a tomar decisiones con las que no contaba por el acuerdo con el tripartito?

-El hecho de gobernar entre diferentes implica cesión y negociación y eso es sano. De ahí vino el acuerdo programático de mínimos con algunos disensos. ¿A partir de ahí se podría decir que no estábamos de acuerdo con algunas decisiones? No. Podríamos tener otras prioridades pero no hemos hecho ninguna aberración ni traicionado nuestros ideales por cosas que nos hayan planteado nuestros socios. En el ámbito deportivo decidimos que a corto plazo hacíamos una reforma de la instalación y en el medio plazo instalaciones nuevas, poniendo el foco en informes técnicos que decían que las piscinas eran prioritarias. Eso no es traicionar, sino buscar acuerdos. Ha habido mucho titular pero lo enmarco más en un ámbito en el que PSN tiene diferentes contiendas electorales y , su posición a nivel de Navarra. En ese ámbito ha habido declaraciones que rozan la deslealtad pero entiendo ese espacio en el que uno tiene que asomar la cabeza o marcar diferencias. Hemos sido leales y aquí no se ha roto el pacto como ha pasado en otros sitios.

¿Aceptaría I-E el dinero de Defensa si tuviera mayoría absoluta?

-No sé lo que haríamos. Es uno de los temas que habría que someter a las bases y decidir, si no se acepta, las consecuencias para Tudela de rechazar los 400.000 euros y en qué grado cambiaría la continuidad del Polígono. Nuestro trabajo va más en buscar una alternativa al Polígono y esa decisión la tomarían las bases.

¿Cómo valora la gestión de la Mancomunidad y de Eder?

-En Eder se tomó la decisión que para cambiar el rumbo había que cambiar al capitán. En la Mancomunidad nos hubiese gustado que hubiera un cambio más profundo que creo que no se ha producido, aunque ha habido mejoras, y así lo hemos manifestado al PSN que la lidera.

¿Se ha gestionado bien el arreglo de la cubierta del polideportivo?

-Es algo que se va a abordar ya porque se han valorado ofertas y se adjudicara en breve. Presupuestariamente al principio era complejo y decidimos prescindir de un elemento que era importante pero era uno más. Es fácil juzgarlo a posteriori pero tomamos la decisión en un momento en el que las partidas estaban así y había que adoptarlo y los plazos eran importantes. ¿Hubiese sido mejor acometerlo todo de golpe? Seguro, pero entonces no era sencillo. Lo retrasamos para cuando fuera factible.

Las futuras instalaciones deportivas ¿son una obra sobrevenida?

-Son piscinas de verano y campos de césped artificial que Tudela necesita porque las piscinas no cumplen los mínimos requeridos y era algo que tarde o temprano había que abordar. Con los campos de Santa Quiteria seguimos en situación de riesgo porque se hicieron en un sitio que no se tendrían que haber hecho. No podemos asumir el riesgo de que un día no se puedan usar y hay que tener alternativa. No era la idea de inicio pero hemos sabido gestionarlo y abordar el reto. A lo largo del mes se intentará adjudicar el proyecto. Se abrirá un proceso de reflexión sobre si es sostenible mantener las dos piscinas o dotar de otras instalaciones para otros deportes en aquel entorno.

¿Cuál es la posición de I-E respecto al euskera?

-Son tres frentes. En primer lugar, cuidar una lengua minoritaria no es solo decir en ruedas de prensa que es un valor cultural y antropológico, sino también las instituciones deben cuidarlo. En esta comunidad durante muchos años se ha maltratado a esta lengua propia. También hay determinadas campañas del Gobierno foral en nuestra zona, donde el euskera es minoritario, que han contribuido negativamente a una normalización del euskera. Hay polémicas que buscan el voto y crear ruido. Me preocupa que se tiña de otro color lo que era de morado cuando el cartel que criticó el PSN se había decidido en el consejo de Igualdad, y solo era bilingüe la fecha. Me pareció exagerado. Respeto al euskera en la administración, lo que dije, ante la recomendación del Defensor del Pueblo, es que entendía que el euskera debía tener una valoración como el alemán, eso es normal y asumible. Se ha subido el tono y se ha acusado a mi y a mi grupo de una euskaldunización de Tudela, ¿dónde están las ikurriñas? ¿donde ha cambiado algo en el Ayuntamiento? Es un debate falso que distrae de otros profundos de brechas sociales, de género o de la brecha territorial.

¿Es igual la ilusión de 2015 a la hoy?

-Es diferente. La de 2015 era una ilusión de cambio, de que podíamos hacerlo bien y la de ahora es combinada con experiencia y responsabilidad, un cóctel entre las tres cosas. Vamos a transmitir lo que vamos a seguir haciendo por Tudela frente a, por lo que voy viendo, humo, crítica negativa y destructiva y tratar de quitar a otros para ponerme yo. La ilusión que tenemos está basada en que tenemos conocimiento para abordar una segunda legislatura con otro marchamo, retos aún no abordados e ilusión por que no haya retroceso en derechos, participación, proyectos, convivencia y equidad. Uno de mis motores para continuar es que lo que veo al otro lado y las alianzas que se van tejiendo tienen detrás discursos que no son buenos para Tudela y me preocupan, también por el tono de la crítica en redes que tratan de llevar a la sociedad una sensación peligrosa de enfrentamiento y de bandos. Nosotros no hacíamos política así y a mi que valga todo es algo que me preocupa porque si se hace desde la oposición, también se hará desde el Gobierno.

¿Como calificaría la oposición de la derecha y de la izquierda?

-Si nos ponemos a hablar de la oposición por la derecha creo que ha habido un momento en que no había nada, un desconcierto importante y después se trataba de desgastar la alcaldía para las siguientes elecciones. Se ha hecho un juego bastante sucio y el trabajo de las redes y de la información que se ha vertido en panfletos no son de mi estilo y no me gustan en absoluto. El PPN se ha centrado en dos o tres temas en los que ellos tiene más responsabilidad que nadie en que estén parados como el tren o el canal. Con José Ignacio Martínez no entiendo pasar de estar en Podemos a querer quitar el dinero de Cooperación al Desarrollo. Con la CUP ha habido una de cal y otra de arena, momentos de proposiciones en positivo y otros de buscar un titular para arrogarse cosas. Eso da algo de rabia.

¿Ha sido crispada esta legislatura?

-En la anterior había mucho más movimiento ciudadano porque se nos arrancaban derechos y servicios. Creo que ésta ha sido más crispada cuando, sinceramente, no creo que la sociedad esté así de crispada. En esta se han conseguido consolidar cosas y ha habido una crispación más ficticia de desgaste al equipo de gobierno y al alcalde para que la derecha trate de recuperar algo que creen que es suyo. Ante determinadas manifestaciones parece que los votos de la gente no cuentan. En la investidura hubo 13 votos a favor y 8 en contra. Cuesta asumir los cambios, y algunos podían haber estado más a la altura.

“Encontramos un Ayuntamiento al ralentí, sin proyectos de futuro ni financiación para abordarlos”

“Habrá que revisar el sueldo del alcalde y las asignaciones, son un mal mensaje a la sociedad”

“Las bases decidirían si aceptamos el dinero del Polígono y las consecuencias de no hacerlo”

“Esta legislatura ha sido más crispada cuando en la anterior hubo mucho más movimiento ciudadano”