tudela - Las obras en la plaza de Coscolín, en el corazón del Casco Antiguo de Tudela, comenzarán después del verano si se cumplen los plazos que maneja Nasuvinsa. En estos momentos se están realizando diversos avances en los proyectos de las diferentes fases que podrían concluir hacia el verano para que a finales de septiembre se inicien los primeros movimientos de tierras en este emplazamiento junto a la plaza Vieja. Un proyecto que llevaba 20 años abandonado y que se ha recuperado en esta legislatura para crear una nueva plaza conectada con la plaza Vieja y la construcción de unas 25 viviendas (en su mayoría para alquiler de jóvenes) con unas 40 plazas de garaje.

En el pleno municipal celebrado ayer, el Ayuntamiento de Tudela aprobó por unanimidad, y de forma definitiva, el Plan Especial de Actuación Urbana Horno de Coscolín. Según indicaron desde Nasuvinsa, en estos momento se está trabajando con el proyecto de las obras de la 1ª Fase de la actuación, “que incluye la rehabilitación-construcción de dos edificios (3+3 viviendas) y la ejecución de media plaza, y con el anteproyecto de la 2ª Fase, que ya es la totalidad de las viviendas y el garaje”.

De esta manera el proyecto de la primera fase podría estar terminado para el próximo mes de mayo, y con él se pediría de forma inmediata la licencia municipal y la calificación de Viviendas de Protección Oficial al Gobierno de Navarra. En paralelo se podrían sacar a licitación la obras, “que podrían empezar después del verano”, aseguraron. En un principio el coste de la urbanización de la zona se estimó en unos 3,2 millones de euros.

polémica En el pleno de ayer el equipo de gobierno y la concejala del PPN, Irene Royo, mantuvieron un duro enfrentamiento por el cierre de las cuentas de 2018. La popular acusó al tripartito (I-E, PSN y Tudela Puede) de ocultar que intervención les había recomendado elaborar un Plan Económico Financiero porque iban a dejar “una mala herencia económica a los que entren”. Tanto Larrarte como el edil de Hacienda, José Ángel Andrés, lo negaron y pusieron sobre la mesa el hecho de que “en estos cuatro años hemos conseguido reducir la deuda de 35 a 18 millones, hemos obtenido superávit, este año también, y hemos ido, cada año, aumentando el remanente de tesorería. ¿Cuál es la herencia negativa que deja este gobierno?”. Andrés añadió que lo que ha sucedido es que “para no adquirir financiación ajena para pagar las inversiones se ha decidido emplear el remanente y así evitar que creciese la deuda”. En apoyo de lo manifestado por el tripartito tanto se pronunciaron UPN y la CUP, y su portavoz, Patrizia Lorente, indicó que “nos parece una operación impecable y conveniente el recurrir al superávit”.

Cuentas positivas. Según las cifras que ofreció el alcalde de Tudela, Eneko Larrarte, las cuentas de 2018 se han cerrado con un superávit de 1,097 millones de euros, se ha reducido la deuda en un 45% (de 35 millones a 18 millones de euros) y se ha logrado tener un remanente de tesorería de 9,7 millones.

El remanente de tesorería. La decisión contra la que arremetió ayer la edil Irene Royo (PPN) fue la de pagar con el remanente las inversiones realizadas en 2018 en lugar de pedir préstamos bancarios. De esta manera los 9,7 millones de remanente se quedarán en 5,6 millones de euros.

La deuda. El alcalde recordó que durante la legislatura que UPN y PPN gobernaron juntos sí que acometieron un plan Económico Financiero que obligó a subir las tasas y a recortar numerosas partidas. De los 35 millones de euros con que se cerró el año 2014 se ha pasado a los 18 millones de euros con los que se cierra las cuentas de 2018.