Se suele decir que los momentos más complicados sacan lo mejor o peor de las personas. Eso sucedió con la Asociación Cultural de Mujeres del Barrio de Lourdes de Tudela durante el confinamiento. Pese a la distancia y el aislamiento, la creación de un grupo de WhatsApp les unió hasta extremos inimaginables, “llorábamos y reíamos juntas viendo los vídeos y mensajes que nos pasábamos”, recuerda Fefa Blanco. Todos aquellos momentos vividos entre aquel grupo, que reunió a 65 de las cerca de 90 mujeres que hay en la asociación, serán ahora mostrados y explicados en el documental Más fuertes rodado por el tudelano Julio Mazarico y que se proyectará, solo para invitados, en el cine Moncayo el 12 de diciembre a las 12.00.

El origen

La historia comienza en marzo de 2020 cuando “llega un tsunami que deja nuestras agendas en blanco” y durante más de tres meses han de estar conectadas para saber unas de las otras. Muchas de ellas no sabían ni cómo funcionaba la aplicación pero se convirtieron en auténticas especialistas. “Lloramos, nos reímos, no os podéis imaginar lo que fue para nosotras. En ese momento tan difícil fuimos capaces de estar todas unidas y ese grupo, que antes era para avisar de los actos, lo convertimos en uno de autoayuda para todas. Todas nos preocupábamos de todas”. Los sentimientos estaban a flor de piel y tan pronto “reíamos como acabábamos llorando, a veces nos daba vergüenza decir lo bien que lo pasábamos con el grupo cuando fuera estaba la situación tan mal”, añade Fefa.

Este colectivo, de casi 57 años de existencia, ha llegado a tener 200 socias, “la pandemia y la creación de colectivos de jubilados ha reducido el número” explica una antigua presidenta, Fermina Rodríguez, y ahora las 90 socias (de entre 50 y 80 años), no paran de organizar eventos pero también de ayudar a cualquiera que se lo pida, como el CD Lourdes, club al que le han hecho una nueva bandera, o los vecinos del Barrio, a quienes arreglaron y envolvieron juguetes usados para regalárselos. Pero ante todo, cuidan unas de otras. “Lo llaman ahora sororidad, pero siempre lo hemos hecho, desde hace muchos años. Somos muy diversas, con pensamientos muy distintos, pero cuando trabajamos en equipo nada nos para. Fue tal la unión que tuvimos que no podía estar una sin saber de la otra, si una tenia un mal día llorábamos todas”.

En el rodaje han tomado parte 21 socias, con la ayuda de tres hijas de ellas y otros 6 extras. Julio Mazarico señala que “mi papel era contar esta historia en clave cinematográfica, que fuera un documental pero con partes recreadas. Siempre trato de buscar la ficción, tiene recreaciones, pero también entrevistas a gente clave en este proceso y usar ese material de archivo, que eran los vídeos (casi 40) que ellas mismas realizaron en los meses de pandemia”.

Mazarico quiere reivindicar a este grupo de mujeres como “una parte esencial de la ciudad, no solo por su actividad sino porque saben manejar su propia diversidad, con lo poco que eso se estila hoy en día” y añade, “esta historia del wasap, más que vivirlo como un pasatiempo les ha reforzado como grupo, si no fuera por esto lo habrían pasado mucho peor”.

La asociación comenzó con el Padre Lasa y con la tudelana Natuca Mora “yo llegué en el año 1973”, recuerda Fermina. “También se creó otra asociación de mujeres en el Tazón. Se buscaba que las mujeres salieran de casa, cosa que incluso se criticaba, y a algunas les sirvió hasta para sacarse el graduado escolar. Había unas 30 ó 40 socias, ahora hay tantas actividades y grupos que no puedes conocer a todas porque no coincides”.

No todo han sido buenos momentos, “perdimos a dos compañeras muy queridas, Áurea y Mireia y también al marido de una compañera y no pudimos despedirlos”, recuerdan. Entre todas crearon también un grupo de apoyo para llamar a aquellas que no sabían manejar el wasap para que supieran de ellas u otro para ir a cantar en Navidad a las puertas de las compañeras. Como señala Fefa, “cuando a una compañera le preguntaban ‘¿por qué estás en la asociación?’, ella decía ‘porque alguien se preocupa por mí’. Lo más bonito es que nos mantiene vivas y no perdemos la ilusión, ni una pandemia ha conseguido quitárnosla”.

El confinamiento terminó en junio y ellas lo celebraron entres los árboles cercanos a la ermita de Santa Quiteria donde celebraron un acto lleno de amor, “teníamos muchas ganas de vernos, de encontrarnos, nos abrazamos de corazón, sin tocarnos. Estuvimos toda una mañana”.

Agradecimientos

Desde la Asociación de Mujeres quisieron agradecer el trabajo realizado por Julio Mazarico (y sus colaboradores Adrián Giménez, Daniel Alonso y Patxi Vallejo), pero también el de Blanca Aldanondo, Jesús Marquina y Ángel Álvaro que, desinteresadamente, han seguido su trabajo en este tiempo.

Pese a que en un principio se va a hacer solo el pase del domino día 12, quieren buscar otra fecha para poder enseñar el documental a todo el mundo. “Ese día habrá después un coloquio porque queremos que el documental sirva a toda las personas. Así, ya pensamos en tener encuentros con jóvenes para contarles cómo vivimos nosotras como grupo”, explica Fefa Blanco. Además buscan estrechar lazos con otros grupos de mujeres de localidades cercanas, “creemos que es una buena herramienta de sensibilización