Casi escondida en la calle Las Fontillas del Barrio de Lourdes se oculta la última cabina de teléfonos de Tudela, una joya histórica que aún se mantiene en pie. Esta reliquia urbana de la historia de España es una de las escasas 200 que quedan en Navarra y que tienen sus días contados. Lugar clave en la década de los 80 y 90 para poder llamar a los amigos cuando no acudían a una cita o para realizar llamadas furtivas a la chica o chico que te gustaba, también fueron claves en las protestas callejeras y manifestaciones de aquellos años en todas las ciudades. Rara era la que quedaba sana tras cruzarse en el camino de cualquier protesta, ya fuera huelga general, reivindicaciones estudiantiles, políticas, sociales o laborales. Su destrozo también llegaba tras las victorias o las derrotas de cualquier equipo de fútbol.

Aún permanecen en la memoria de la juventud de Tudela de aquellas décadas, como las que existían en los soportales de la plaza de Los Fueros o en la calle Muro (que después se convirtió en teléfono público y finalmente lo ha adoptado el Consorcio Eder para el turismo), pero también las del paseo de Pamplona (frente a Casino), en el paseo de Invierno, en Herrerías, en la antigua Estación de autobuses, en la plaza de San Jaime, en la plaza del Padre Lasa...

Impertérritas siguieron su accidentada existencia hasta que la aparición de los móviles, a finales de la década de los 90, las fue apartando poco a poco y, tras pasar un tiempo en que fueron poco más que un lugar donde colgar anuncios de contactos o de pisos, han dejado de tener utilidad. En algunas localidades las han reconvertido en cubos para el intercambio de libros y quizás sería bueno que el Ayuntamiento de Tudela buscara una finalidad para que se conservada como está ahora, anclada en el tiempo, como testigo de una etapa de la sociedad a la que dieron mucho servicio.

Cabina de teléfonos ubicada junto al kiosco de la calle Herrerías.

Los teléfonos de las cabinas eran la única forma de hablar con alguien cuando estabas fuera de casa o de tu ciudad, pudiendo llamar a cobro revertido. Tenían algunos sonidos inolvidables como los pasos cada varios segundos o el pitido final que anunciaba que el dinero y el tiempo se acababan. La picaresca también despertaba la imaginación y no eran pocos los estudiantes que metían las monedas con una cordel para, en el momento en que al otro lado levantaban el auricular, tirar de la misma para poder hablar gratis.

La instalada en 1928 en el parque del Retiro de Madrid fue la primera cabina telefónica del país y consistía en un aparato que estaba emplazado dentro de un cajetín que se abría para acceder al teléfono. Las más modernas, comenzaron a instalarse en España en 1961. La primera ciudad que contó con ellas fue Madrid, tras ella Barcelona y después, en 1962, llegaron a Bilbao y Burgos y la instalación se completaría en 1968.

En el caso de Tudela fue el 20 de diciembre de 1967 cuando se colocaron 5 cabinas. Los lugares elegidos fueron plaza Nueva, plaza de San Jaime, Herrerías, Estación y plaza del Padre Lasa. Además se instaló tambien un teléfono para que los taxistas recibieran llamadas. Cincuenta años atrás, el 5 de enero de 1916, se había instalado el servicio de teléfono urbano.

Las primeras cabinas solo permitían llamar a abonados que estuvieran en la misma localidad o ciudad que aquel que efectuaba la llamada. Hubo que esperar hasta 1970 para disponer de cabinas que permitieran realizar llamadas entre dos localidades diferentes. Desde las cabinas telefónicas también se pudo llamar desde entonces a destinos internacionales.

el adiós La desaparición de las cabinas llega tras la disposición transitoria novena del anteproyecto de Ley general de Telecomunicaciones y supondrá la retirada paulatina de todas las cabinas en los próximos años, justo antes de que cumplan cien años. Las 0,17 llamadas diarias que registraban estas cabinas de media a nivel nacional las han avocado a su desaparición.

En solo dos años su uso se redujo de 0,37 a 0,17 llamadas llevando su mantenimiento y servicio a un punto límite. Así, tras realizarse una última adjudicación hace tres años, en diciembre de 2019, Telefónica, el operador obligado a mantener su funcionamiento, se encargará de su retirada.

A principios de año había en el país 14.824 cabinas de teléfono y 200 en Navarra que, paulatinamente desaparecerán. Hasta hace unos años en España se consideraba un servicio universal obligatorio. Ahora no es necesaria, aunque se ha seguido manteniendo la obligación de que existiera al menos una en cada municipio de más de 1.000 habitantes y otra adicional por cada 3.000.