Organizado por el colectivo Bardenasya, medio centenar de personas participaron el pasado viernes en el homenaje a la joven donostiarra Gladys del Estal que falleció asesinada por un disparo de la Guardia Civil el 3 de junio de 1979. Ayer 3 de junio se cumplieron 44 años desde el suceso que se produjo en uno de los extremos del puente del Ebro, en la entrada a Tudela, en el marco de una manifestación y concentración ecologista y pacifista en la que protestaban contra un proyecto de central nuclear que se iba a instalar entre Tudela y Arguedas y contra el Polígono de Tiro.

En la lectura del comunicado, que leyó en el lugar del suceso Noemí Solanas integrante de este colectivo, se recordó que “un guardia civil le golpeó en un costado con la culta de su arma, reventándole un riñón y después le disparó a bocajarro provocándole la muerte”. Ante la muerte de la joven de 23 años, el Ayuntamiento de Tudela abrió sus puertas para ofrecer refugio a los manifestantes ante la represión que estaban realizando las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por la ciudad llevando a cabo un pleno espontáneo “realizando un llamamiento a la huelga general hasta que se esclareciera el tema y dimitiera el gobernador civil”, responsable de la policía en Navarra.

Un año más tarde, en 1980, alededor de 4.000 personas se manifestaron nuevamemnte en Tudela para recordar la memoria de Gladys en una marcha que concluyó en el lugar del suceso, al final del puente del Ebro, donde el viernes se concentraron unas 50 personas. A pesar de la trayectoria de la bala, los asistentes recordaron que “la Audicencia de Pamplona estimó que había sido un caso de imprudencia temeraria e impus una pena mínima al guardia civil, 18 meses de prisión menor. En 1984 se rechazó un recurso de la familia contra aquella sentencia. El agente no entró en prision y fue condecorado en 1992 por el gobierno de Felipe González”.

Solanas recordó en la lectura de comunicado, que Gladys hubiera cumplido 64 años y que “su lucha sería la misma ahora. Grandes huertas solares que quitan espacio a la huerta original, aerogeneradores gigantes que invaden el espacio de las aves, trenes de alta velocidad que no llegan a ningún sitio, armamento nuclear que amenaza… Su lucha sigue vigente en nuestros días, seguimos teniendo las mismas razones que tenía ella para enfrentarnos al sistema”.