nunca desde que vivimos en democracia había habido un tiempo tan difícil para el autogobierno en la Comunidad foral como el vivido esta legislatura, ni nunca se había abierto una brecha tan profunda entre el Gobierno de Navarra y el Central. He insistido sobre ello siempre que he tenido la oportunidad de hacerlo en la tribuna del Congreso de los Diputados en los debates que se han celebrado sobre cuestiones navarras, y no he sido el único. Todos en la sociedad navarra hemos vivido con extrema preocupación este duro periodo.

En esos debates los socialistas hemos exigido la revisión y retirada de los recursos ante el Tribunal Constitucional (TC) interpuestos por el Gobierno Central contra las leyes aprobadas por el Parlamento de Navarra, tal y como la Cámara foral aprobó el pasado mes de septiembre. También, partiendo del amplio consenso que existe sobre la necesidad de modificar la Ley Orgánica 8/1980 de 22 de septiembre de financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA), reclamamos proceder a la adaptación y reforma de su Disposición Adicional (DA) segunda debido a su carácter previo a la Ley Orgánica 13/1982, de 10 de agosto, de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (LORAFNA), para garantizar en el bloque de constitucionalidad el reconocimiento pleno del régimen foral navarro, así como la condición de Comunidad Foral de Navarra, y cuantas modificaciones normativas sean necesarias para el reconocimiento de la capacidad de Navarra para regular tributos propios. Esta reforma de la LOFCA debe servir para evitar futuros problemas de interpretación como los de esta desafortunada legislatura, e impedir conflictos como los generados por las diferentes sentencias del TC sobre la naturaleza del Convenio Económico entre Navarra y el Estado.

La unificación y refuerzo del bloque de constitucionalidad que legitima al Fuero mediante la reforma de la LOFCA es fundamental para evitar la repetición de una cadena de conflictos incompatible con la propia naturaleza del ordenamiento foral y con su naturaleza paccionada.

En un momento en que se está abogando más que nunca hacia una recentralización del Estado autonómico y, también de la Comunidad Foral de Navarra, es particularmente necesario proceder a la reforma de la LOFCA para poner fin a esta deriva. La LOFCA recoge una realidad previa a la aprobación de la LORAFNA en 1982. Entonces, en 1980, la DA primera de la Constitución ya legitimaba democráticamente el régimen foral si bien su régimen tributario y la aportación económica al Estado se remontaba hasta la Ley Paccionada de 1841 porque todavía no existía la LORAFNA. Esa es la clave de la reforma de la LOFCA como proponen la mayoría de juristas navarros de prestigio.

Hay varias posibilidades para el nuevo redactado de la DA segunda de la LOFCA. Una, la presentada por la diputada Uxue Barkos en el Congreso de los Diputados con forma de Proposición de Ley, sustentada en el artículo 45 de la LORAFNA, que hace referencia al Convenio Económico. También, la registrada por el diputado Carlos Salvador mediante enmienda directa de la reforma LOFCA ya en tramitación, que se propone su fundamento en el art. 39.1. a) de la LORAFNA que atiende a la Ley Paccionada de 1841. Pero sin duda puede haber otras alternativas factibles alternativas a las presentadas por ambos diputados navarros adscritos al Grupo Mixto como defendí en el Pleno del Congreso el pasado 24 de marzo.

Los socialistas creemos que una reforma de calado como la que se está debatiendo, que afectará al bloque constitucional que respalda nuestro autogobierno, exige alcanzar el mayor grado de consenso posible. La reforma sólo puede llegar de la mano del acuerdo porque nos la jugamos todos. Sin duda, con el fin de evitar en el futuro cualquier conflicto sobre el ejercicio de las competencias tributarias de Navarra, lo razonable es exhortar el blindaje constitucional de la DA primera de la Constitución -la Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales- y también aludir a la LORAFNA en su sentido más amplio, y no parcialmente como hacen las propuestas citadas. La construcción de un acuerdo jurídicamente solvente sobre esta cuestión desdramatiza el terreno de los pactos y lo abre a todos. Un pacto amplio así y ahora daría carta de naturaleza a un tiempo de normalización política en el que las líneas rojas que muchos buscan por doquier se circunscriban ya para siempre al marco constitucional. A la Constitución que nos ha aportado el periodo de convivencia democrático más largo de nuestra historia. Un tiempo democrático que debemos reforzar reformando la Constitución, por supuesto respetando los procedimientos legales con los que nos hemos dotado en estos años, tal y como proponemos desde el Partido Socialista. La Constitución y la LORAFNA definen un rico e inmenso campo de juego democrático. Por ello constituye una inmensa satisfacción democrática comprobar como cada vez son menos las fuerzas políticas que se autoexcluyen del mismo. Bienvenido el debate y las propuestas. La legitimidad del fuero es constitucional, democrática. La Constitución fue refrendada por el 75% de los navarros en 1978, y entonces también por la mayoría del censo. De todas las fuerzas políticas con representación política en nuestra tierra sólo el PSOE la apoyó sin ambages. La normalidad constitucional es la única línea roja, la única que nunca debería haber existido. Pactemos y cambiemos las cosas democráticamente.

El autor es diputado a Cortes (PSN-PSOE)