El falso positivo es un concepto médico. Cuando se realizan pruebas diagnósticas a personas para saber si tienen una enfermedad, existen dos tipos de errores. Uno es pensar que alguien está enfermo cuando realmente no lo está (que es el falso positivo), y otro pensar que alguien está sano cuando realmente está enfermo (que es el falso negativo).

Además, muchas veces se cometen errores al hacer estos diagnósticos: puede ocurrir que dando positivo sea muy difícil tener la enfermedad. Extraño, ¿verdad? Vamos a verlo con un ejemplo. Supongamos que a una embarazada le hacemos una prueba para diagnosticar un posible síndrome de Down en su hijo. Si de cada 1.000 embarazos en 5 hay enfermedad y la prueba diagnóstica acierta en el 95% de los casos, el total de verdaderos positivos será 0,95 por 5 igual a 4,75 personas. De los 995 embarazos que faltan la prueba falla el 5% de las veces, luego el total de falsos positivos será 995 por 0,05 igual a 49,75 personas. En consecuencia, si alguien ha dado positivo la probabilidad de que su hijo tenga síndrome de Down será de verdaderos positivos (4,75) entre total de positivos (4,75 + 49,75) igual a un 8,71%. Sorprendente, sí. Son las cosas de la estadística.

El tema es que recientemente se ha celebrado un juicio en Colombia que me ha dejado asombrado y del cual sólo han aparecido pequeños recuadros en los periódicos: el juicio de los falsos positivos. En el mismo, un total de 21 militares han sido condenados a penas entre 37 y 52 años de cárcel por matar a jóvenes civiles y hacerlos pasar por guerrilleros. ¿Por qué lo hacían? Recibían beneficios económicos por cada persona que mataban. Por ejemplo, se llegaban a pagar 2 millones de pesos (650 euros) por dos víctimas. Espeluznante.

Cuando buscamos explicación a las oleadas de atentados de radicales islamistas que estamos padeciendo en Europa (sin olvidar que el IS sobre todo mata a musulmanes, y sin olvidar tampoco los recientes atentados en Egipto contra la iglesia copta), existe una que es la más aceptada por aquellos que conocen lo más profundo de nosotros mismos: el proceso de deshumanización del otro. Primero, dejo de verlo como persona. Después se le añade algún nombre o historia despectiva acerca de los daños infringidos por los otros al grupo al que pertenecemos y la conciencia ya está preparada para asumir asesinatos. Los casos que ejemplifican mejor esta idea son los del holocausto judío por parte de la Alemania nazi o los asesinatos a machetazos en Ruanda de las cucarachas (deshumanización) tutsis por parte de los hutus. Hoy, es el radical islamista contra el infiel que no lleva una vida de acuerdo a los preceptos a los que ellos están sometidos.

Sin embargo, no puedo encontrar una explicación razonable al caso de los falsos positivos. Puede ser el incentivo económico, lograr beneficios no pecuniarios o la reputación personal que se logra. Desde luego, para poder realizar esos actos aquellos que lo realizan se deben sentir impunes ante la ley. Pero aunque sea así, este caso enseña que el ser humano es capaz de lo mejor, de lo peor, y de cosas tan horribles que ni siquiera pueden pasar por nuestra imaginación.

Uno puede entender en términos de coste beneficio la estrategia del dictador sirio, Al Asad. Basta valorar la situación geopolítica de la zona. Tiene unos aliados fuertes (en especial Rusia, en este sentido la base marítima que tienen instalada en Siria es fundamental para Putin), la oposición está fragmentada y se empieza a ver internacionalmente su continuidad como mal menor. El coste humano es altísimo, pero él va a mantener no sólo el poder sino toda la riqueza que ha acumulado a lo largo de los años en su país. Está dispuesto a pagar ese precio ya que la alternativa es un juicio contra su persona de consecuencias impredecibles o el exilio.

Uno puede entender en términos de coste beneficio la estrategia de los Pujol. Con la reputación perdida, lo que más importa es mantener la mayor parte de riqueza posible. En el caso de pasar una temporada en la cárcel, al menos se intenta sacar una cantidad apreciable de dinero, se usa la ingeniería financiera, y como ya se sabe que en este país una vez pagada la pena temporal pocas veces se devuelve la cantidad monetaria robada, ya llegarán tiempos mejores.

Uno puede entender la estrategia de políticos a los que no les importa arriesgarse a romper su partido a cambio de tener la posibilidad de tener el poder, de la misma forma que se puede entender que no se tomen las estrategias económicas adecuadas para España debido a interés partidista.

Estos problemas se arreglarían con una mejor estructura de incentivos, no hay otra solución.

Sin embargo, el tema de los falsos positivos escapa a mi conocimiento humano.

Necesito un experto.

El autor es profesor de Economía de la UNED de Tudela