No creo que haya nadie que no haya dicho o pensado esto de "ni en la peor de mis pesadillas me podría imaginar lo que está pasando con esto del coronavirus". Absolutamente terrible para la humanidad, sin que sepamos hasta dónde puede llegar, aunque es de suponer que antes o después se encontrará un fármaco y una vacuna para sobrellevarlo. Lo que no creo que tenga una solución tan sencilla es la pandemia política que ha puesto de manifiesto en este país la covid-19. Parece que el que más y el que menos ejerce la estafa esta del voto que venimos sufriendo, basándose en las ideologías, a sabiendas de que nadie está en posesión de la verdad y todas tienen sus cosas, aunque unas más que otras. Pero lo que entiendo que los ciudadanos no podemos seguir consintiendo, por encima de las ideologías, es la incompetencia, la incapacidad, la ineptitud, la falta de preparación, de responsabilidad y de decencia de nuestra clase política. Da risa oírles llamarse señorías. Un ministro de Sanidad formado en filosofía y letras. Un asesor del gobierno para enseñar a la ciudadanía a combatir el virus, que cae enfermo. Un presidente del Gobierno que hace discursos interminables, sin decir nada. Una cúpula ministerial con puestas en escena de opereta. Una oposición vomitivamente irresponsable, obsesionada por sacar rendimiento político de este desastre. Unos partidos nacionalistas, que continúan mirándose el ombligo, sin enterarse de que estamos ante un problema de toda la humanidad. Y ante todo este despropósito, miles de inocentes que han perdido la vida. Profesionales que lo han dado todo y ciudadanos que han fallecido en el anonimato de la manera más inhumana sin la compañía de un ser querido. Todo y sin excusas posibles, por la inoperancia de un gobierno formado por inútiles, por supuestos expertos que se han ido enterando de la película después de cometer los errores, uno tras otro. La indignación es desesperante, llevamos demasiados años gobernados alternativamente por partidos putrefactos y después de una demostración tan imperdonable, creo que ha llegado el momento de decir basta.¿Pero cuál es el fármaco para esta enfermedad política? ¿Cómo se erradica de raíz una pandemia con la que ya va a ser imposible convivir? No tiene solución. Hay que hacer borrón y cuenta nueva.