la derrota electoral de Trump en las presidenciales de EEUU le sigue un intenso debate si supondrá también el comienzo del declive de la irrupción de las opciones extremistas de derechas. No sé. No lo veo muy claro. Para empezar a la progresiva consolidación de las opciones políticas de extrema derecha en el mundo le denominan populismo, que no es sino una forma de ocultar su verdadera identidad política, y por tanto confundir, a la opinión pública. Como ya ocurriera en Europa el siglo pasado, la estrategia sigue un modelo compacto en todos los lugares: la financiación masiva por parte de las elites empresariales, financieras y económicas -Vox ha sumado en donaciones más que el resto de partidos juntos-, la connivencia de los grandes grupos de comunicación con sus líderes y siglas, un elemento clave para contribuir no sólo al blanqueo de esas opciones antidemocráticas, sino a manipular el lenguaje para legitimar sus mensajes y objetivos más oscuros ante la sociedad, y el asalto a la democracia desde los valores de la democracia para anular luego esos valores y cuestionar la democracia. Los regímenes antidemocráticos de Polonia y Hungría y su chantaje-veto a la UE con los Fondos Europeos son un ejemplo. Dudo que la derrota de Trump y la decadencia personal e ideológica que está mostrando en su estúpida resistencia a aceptar la voluntad democrática del pueblo de EEUU vaya a ser suficiente para frenar la expansión de la extrema derecha. De hecho, Trump, sus seguidores y sus imitadores en Europa y el resto del mundo utilizan esa derrota electoral para deslegitimar la democracia. Cuentan con la masiva invasión de unos sistemas de comunicación, desde medios digitales y redes sociales, en los que la información basura campa a sus anchas. Se vierten mentiras y acusaciones falsas un día sí y otro también contra líderes políticos, personas, grupos, asociaciones y comunidades enteras. En Navarra, lo estamos sufriendo una vez más con las falsedades y falta de rigor político e informativo sobre el modelo de autogobierno fiscal. Manipular la realidad, los hechos y la verdad no tiene coste. La extrema derecha, y la derecha que se sitúa en su misma senda -Navarra Suma en muchas cuestiones, ahora con la ley Celaá sin ir más lejos-, han ganado un amplio espacio en el que la impunidad ética, política y judicial tiene amplia cobertura. La derrota democrática de Trump era solo un primer paso -importante-, para levantar los valores de la democracia antes de que fueran arrasados del todo. El camino para recuperar y reimpulsar un espacio comunitario de convivencia desde el bien común, la justicia, las libertades y los derechos y los deberes democráticos, que será, como siempre, complejo y difícil. Los adversarios y los enemigos de la democracia han sido siempre muchos y poderosos. Trump no es el más peligroso. Un títere que interpretaba el papel de malo en el retablo, al que le movían los hilos quienes de verdad mecen la cuna desde las bambalinas.