En 1992, año de las Olimpiadas en Barcelona, se inauguró el AVE entre Madrid y Sevilla (hace ya 28 años). Desde esa fecha y hasta nuestros días se han construido casi 13.000 kilómetros de vía de ancho internacional. En comparación con otros países, somos los segundos en estas construcciones por kilómetros, más que en China con 1.500 millones de habitantes y España con unos 47 millones.Desde ese año 1992 el Gobierno de la nación estaba sustentado por Felipe González (PSOE) hasta 1996, y hasta nuestros días ese tren AVE y en todas sus líneas es deficitario. Adif ha contraído una cifra cercana a los 23.000 millones de euros que tendremos que asumir todos los españoles de una u otra manera. Pero además de todo eso, estos trenes no solamente son deficitarios, sino que no han transportado ninguna mercancía, ya que han sido y son los camiones, los aviones y los barcos los que se llevan esas mercancías en detrimento del tren convencional que en sus mejores tiempos (hace más de 15 años) transportaban un 18/20% de mercancías de todo tipo, y ahora solo el 4%. Las carreteras están saturadas, las emisiones de CO2 y otras sustancias tóxicas son enormes y nocivas para el medio ambiente, para las personas y para la fauna. El destrozo del paisaje natural y verde de nuestro país ha sido y es evidente, y las conexiones y vertebración de pueblos y ciudades ha quedado en último lugar, porque los trenes de cercanías, media distancia y regionales están sufriendo recortes tanto en trenes (UT) como en plantilla profesional.Se han creado desde hace unos siete años plataformas en defensa del Tren de Altas Prestaciones, de renovar el tren y los trazados que tenemos, adecuándolo para otras velocidades y para el transporte de mercancías.Hay partidos políticos de la izquierda como EH Bildu, ERC, Podemos, Izquierda Unida, Los Verdes, BNG y otros que han estado y están en contra, pero, sorprendentemente, a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado y otros autonómicos, ninguno de estos partidos interviene en enmiendas, en alegaciones o en transacciones para paralizar estas obras que no son necesarias. Francia ha detenido esas obras y esos TAV en Burdeos y otros países también lo han hecho. Por lo tanto, y para evitar ese gran despilfarro, ¡stop al TAV-AVE! Otro tren es posible, pero con cabeza y sensatez.

El autor es jubilado de Renfe/Adif. Altsasu/Alsasua