l éxito de la huelga llevada a cabo ayer en las escuelas infantiles en Pamplona demuestra el fracaso de la política de Navarra Suma contra el euskera. El rechazo de trabajadores, dirección de los centros y familias a los cambios lingüísticos impuestos en Iruña pone de manifiesto no solo la euskarafobia del equipo de gobierno en la gestión de su único reducto educativo sino también el fracaso de su política de imposición pasando por encima de criterios técnicos. El paro tuvo un seguimiento del 62% entre los trabajadores de los centros y del 76% entre las familias, porcentajes que fueron mayores en aquellos centros donde ahora existe el modelo de euskera con un respaldo del 86%. De las 16 escuelas infantiles que hay en la ciudad -11 son del Ayuntamiento y cinco del Gobierno de Navarra- solo una será en el modelo D y cinco en el mixto, mezcladas además en dos de ellas con el inglés. Las direcciones de las escuelas municipales ya han advertido que la extensión del modelo mixto en castellano o euskera con actividades en inglés, como plantea el equipo de gobierno, no solo vuelve a limitar el euskera a tres centros sino que se adopta sin ningún rigor pedagógico, y sin analizar las consecuencias y dificultades organizativas que ello conlleva. Introducir una tercera lengua en una edad tan temprana va en detrimento del aprendizaje del euskera, incluso del inglés, y también del "desarrollo" del niño. La huelga, convocada por CCOO y LAB (Afapna decidió en el último instante no secundarla), tiene más miga. Trabajadoras eventuales sin el B1 en inglés verán reducidas sus posibilidades de empleo, restricciones que también afectan a los centros donde se introduce la línea de euskera donde se exigirá el C1 por lo que el personal fijo lo tendrá más difícil para lograr su traslado. En el caso del 0-3 municipal, fruto del pacto entre Navarra Suma y PSN, en Printzearen Harresi y Hello Buztintxuri se extenderá el experimento a tres bandas que ya se hizo en Goiz Eder y está previsto que se amplíe a Lezkairu. Maya consigue así su objetivo y es que solo Txantrea quede con un modelo de inmersión lingüística en euskera, y que solo en 4 de 12 centros haya oferta en euskera, discriminando a la mayoría de los barrios de Pamplona. Las trabajadoras piden que el euskera no sea moneda de cambio y los sindicatos reclaman a su vez que el Gobierno foral asuma la gestión del primer ciclo de educación infantil. Educación tendrá que tomar nota de cómo queda el mapa del 0-3 en la ciudad con su actual oferta de cinco centros, dos con euskera y castellano.