stamos en un momento delicado para nuestras ciudades y barrios porque todo el escenario conocido puede cambiar después de esta pandemia. Lo digo porque el comercio de proximidad, la tienda del barrio, está en riesgo y sin ella nuestro paisaje urbano no sería lo que es. El elevado coste de algunos alquileres, sumado a los cambios en el consumo, donde se ha impuesto el comercio on line, junto a la escasa vida social y el toque de queda actual que nos impone el virus, el único que no parece cansando con esta situación sino cada día un poco más activo, están llevando a demasiados locales de toda la vida, o al menos de toda nuestra vida, a bajar la persiana de manera definitiva. Para tratar de salvarse, los comerciantes lanzan hoy su campaña Aquí y ahora-Hemen eta orain para fomentar el consumo local en Navarra. Los comercios conforman ciudad, pueblo, comunidad. No son solo negocio. Son necesarios y han sido esenciales. En la tienda te encuentras, hablas, te relacionas, compras y contribuyes a que se mantenga el empleo y subsista un determinado modo de vida. Y se están transformando, tratando de adaptarse a lo que viene, intentando competir con gigantes desde sus pequeños locales. Incluso nuestras tiendas de al lado, y esta es la paradoja, son actualmente los locales receptores de los miles de paquetes que circulan por el mundo y que en realidad son la competencia para otros negocios. Porque cada vez más las tiendas se están convirtiendo en lugares en los que ver, tocar, probar y no comprar porque luego lo haces desde casa cómodamente con la certeza de acertar. Algo va mal en un mundo en el que es más rentable comprar un producto a miles de kilómetros que adquirirlo en la tienda más próxima. Son muchos los costes que estos comercios tienen que asumir frente a los grandes del mercado on line, lo que no les deja margen para ser competitivos. La solución no es decir que la gente no compra porque son más caros, como aseguró el alcalde de Pamplona hace unos días, sino hacer que realmente puedan ser la mejor de las opciones y sobre todo que de manera individual tomemos consciencia de la importancia de lo que hacemos. Está claro que los cambios en el consumo no tienen fácil vuelta atrás, como tantas otras cosas que hace no mucho se nos hacían impensables. Pero también ocurre que cambiar no siempre es ir a mejor. Hay avances que acaban siendo retrocesos.

Las tiendas de al lado, y esta es la paradoja, son locales receptores de los miles de paquetes que circulan por el mundo y que en realidad son competencia para otros negocios