ue en el curso 1969/70 que se organizó y fundó el centro de enseñanza conocido como Academia Arturo Kanpion, el cual, por lo tanto, cumple ahora 51 años. El objetivo de aquella actuación fue el de dar una coordinación a los múltiples esfuerzos que por diversas iniciativas -estudiantes, trabajadores, movimientos juveniles, grupos políticos, etcétera- estaban proliferando en muchas partes. Y, simultáneamente por supuesto, el preparar profesores, animarlas y animarlos, o€ por lo menos, quitarles el miedo.

En aquella época se les llamaba gau-eskolak, escuelas nocturnas, a aquellas acciones que tenían por objeto la enseñanza del euskara y la alfabetización. Tanto el propio nombre como el indicado objetivo definen su naturaleza. Eran clases impartidas de noche -o, mejor dicho, al anochecer-; es decir, fuera de los horarios y pautas normales. La enseñanza del euskara estaba dirigida a quienes no lo sabían; mientras que la alfabetización era necesaria para quienes, aun sabiendo dicha lengua, estudiaban, escribían y leían en castellano.

Las reuniones de coordinación se iniciaron en el frontón Labrit; en sitio proporcionado por el Oberena y con apoyo de las peñas. Mas tarde, nos trasladamos al centro Xabier de una parroquia de Pamplona, y, luego, a Escolapios. Finalmente se alquiló un piso de la calle Compañía, se le puso nombre a la organización y allí se funcionó hasta que años más tarde se adquirieron los locales de la calle Pozoblanco con la aportación económica de las/los pamplonicas.

La cuestión es que tuvimos la suerte de coger la cresta de la ola de un salto cualitativo en la historia de finales del siglo XX; era la oportunidad científica de la inmersión lingüística. Por supuesto que no fue mérito nuestro, sino que fue la oportunidad de la época, de la gente y de la cultura. Tampoco fue un invento o un adelanto logrado en el campo del euskara, como algún inocente ha pretendido€ La inmersión lingüística es un importante progreso de la cultura universal internacional; y que, por cierto, además de valer para todas las lenguas, se fundamenta en un principio científico tan básico, como firme y riguroso, que es la forma de aprender la lengua por parte de las niñas y niños. Una vez que se dejó de lado la necesidad, mantenida durante siglos y siglos, de aprender la gramática y se priorizó el método de la inmersión, apareció el fenómeno social de los euskaldun-berri o vascoparlantes nuevos. Y es que ciertamente hasta aquella época existían quienes se pasaban la vida tratando de aprender a hablar en euskara mediante la gramática sin conseguirlo.

Por otro lado, ocurrió que en la misma época la sociedad puso en marcha y fomentó las ikastolas. Aquella actuación y resultado gigante solamente pudo ser viable -por lo menos en Navarra, en los ámbitos urbanos y en los territorios no vascófonos- solamente gracias al sistema de inmersión lingüística. Por ejemplo, no se podría haber dado inicio a la ikastola de Tafalla, tal como efectivamente se le dio en aquel mismo año 1969, si es que no se hubiesen dado y coaligado la teoria científica de la inmersión lingüística, la praxis internacional estandartizada de la misma y la valentía social especial que se concitaron. La fundación de la Academia Arturo Kanpion estuvo relacionada con el surgimiento y fomento de la ikastola sen más de un aspecto.

Actualmente, la aprobación de la Ley Molac por la Asamblea de la República Francesa simboliza la victoria ideológica del modelo de inmersión, y ello aunque el Jacobinismo la recurra. Ciertamente, los sistemas de enseñanza y aprendizaje de idiomas están cambiando profundamente, y ello se ha convertido en característica de la ciencia y de la cultura universal. Quienes se afanan contra el método de la inmersión actúan en realidad contra la cultura y la ciencia; y frecuentemente no son más que las vergonzosas expresiones del odio contra el euskara y otras lenguas minorizadas o de los restos vergonzantes de obsoletos y deleznables imperialismos.

A lo largo del tiempo la Academia Arturo Kanpion ha logrado y mantenido una profunda influencia en la acción por el euskara de Iruña y de toda Navarra. Y además no solo en el campo de la cultura, sino también a nivel social. Por ejemplo, fue un soporte para la implantación en Navarra de AEK, y posteriormente IKA; y hacia 1980 se hizo popular y admirado el festival de Arturo Kanpion y las peñas en vísperas de Sanfermines.

La cuestión es, sin embargo, que el 50 aniversario de Arturo Kanpion ha transcurrido sin ninguna celebración ni recordatorio social, pero creemos que la ocasión de esa efeméride merece y constituye una ocasión especial para una reflexión sobre la enseñanza del euskara.

Años después de que comenzase la Academia Arturo Kanpion, la sociedad navarra conoció otras ofertas como AEK, la Escuela Oficial de Idiomas y otros centros públicos. De todos modos, la influencia de Arturo Kanpion no es posible limitarla a lo realizado por la propia organización de esa academia; igual que, por ejemplo, no sería justo circunscribir la influencia de las ikastolas a la realidad actual de las ikastolas concertadas; y es que las líneas y los modelos en euskara puestos en funcionamiento en la enseñanza pública se deben en parte -no en todo, por supuesto- a aquella primera iniciativa de las ikastolas.

En cualquier caso, quienes estuvimos en la propia fundación de la Academia Arturo Kanpion, así como en la organización de los primeros años e incluso la compra de los actuales locales, reconocemos de verdad el trabajo y el esfuerzo, quienes han continuado durante los largos, difíciles y, frecuentemente, hasta angustiosos años posteriores: Sagrario Aleman, Mattin Manterola, Arrosa, Bittorio, Asisko, Luzio, Nekane, Jone, Mikel, Xabi€ Es imposible recordar a todas y todos, igual que sería imposible evocar todas las vicisitudes ocurridas durante tanto tiempo.

Han cambiado las épocas, las situaciones y las actitudes. Hoy día a las/los jóvenes de Navarra les resulta difícil creer o comprender la importancia que se le daba hace cincuenta años a la alfabetización. Pero del mismo modo nosotros no hubiésemos podido creer entonces, si alguien nos lo hubiese dicho, que en pleno siglo XXI, después de 40 años de democracia, con partidos políticos abertzales que han estado y están en el poder, el euskara seguiría sin ser una lengua oficial en toda Navarra.

Lo que no cambia es que el euskara constituye un derecho de cada una y uno de navarros; y eso nos impulsa a mirar al futuro. Hemos comenzado con una reflexión sobre la inmersión lingüística, y queremos terminar recordando la necesidad de subvencionar la enseñanza del euskara a la gente adulta. El Gobierno de la CAV acaba de firmar un acuerdo de financiación con AEK; el Gobierno de la Comunidad Foral de Navarra debería hacer algo similar de inmediato.

Y mientras tanto, ¡enhorabuena a la Academia Arturo Kanpion por estos últimos 51 años! ¡Enhorabuena a Iruña y al euskara por los futuros cientos de años y de siglos!

La cuestión es que tuvimos la suerte de coger la cresta de la ola de un salto cualitativo en la historia de finales del siglo XX, era la oportunidad científica de la inmersión lingüística

Creemos que la efeméride del 50 aniversario de Arturo Kanpion merece y constituye una ocasión especial para una reflexión sobre la enseñanza del euskara