as previsiones meteorológicas han atinado una vez más y ayer despedimos la ola de calor que nos ha castigado en los últimos cinco días. Casualidad o no, lo cierto es que el subidón de los termómetros vino precedido, solo 48 horas antes, de la publicación del informe del grupo de expertos de la ONU sobre los efectos devastadores y en algunos casos irreversibles del cambio climático. El documento responsabiliza a la actividad humana del aumento de los fenómenos extremos, cada vez más graves, que vamos a sufrir en el planeta y alerta de que si se mantiene el actual ritmo de emisiones de gases, la temperatura aumentará 2,7 grados a finales de siglo, con todo lo que ello conlleva. La directora del programa de la ONU para el medio ambiente advirtió que nadie está a salvo de este desastre. El informe sobre el horno climático al que nos encaminamos, además de ocupar portadas de periódicos y abrir informativos, al menos de momento no ha sido cuestionado. Rajoy, que en 2007 negó el cambio climático -respaldándose en su primo científico- con el sesudo argumento de que "no se puede predecir si va a llover mañana", no ha abierto la boca. Tampoco ha movido el bigote Aznar, quien poco después del desbarre de su compañero de fatigas criticó que, en tiempos de crisis económica, se dediquen recursos a causas científicamente cuestionables como el cambio climático. A ver cuánto tarda algún otro listillo en dar la nota.