sted no sabe quién soy yo, avisa el chico bien que ha sido malo. ¿Y a quién se lo avisa? Se lo avisa al poli que ha ido a detenerle (por haber sido malo) sin saber que es un chico bien. Y sin saber quién es su padre, claro. El chico ya sabe cómo funciona esto y más o menos lo que está diciendo es: si me tocas un pelo se te va a caer el pelo. Muy importante la arrogancia y la pose de clase en toda esta comedia, eso sí. Es como cuando Camps fue malo, ¿te acuerdas? Alguien le preguntó si tenía miedo al juicio y dijo (quizá estaba demasiado relajado): ¿Miedo? Cómo voy a tener miedo si el juez es mi amigo. Ah, el mundo, con sus amistades y sus cosas. Claro que, si el juez es tu amigo, pues eso. ¿Qué le vas a hacer? Esa suerte que tienes. Los jueces nacen donde nacen. Y viven donde viven. Y tienen sus amigos, que también nacen donde nacen y viven donde viven. Como todo el mundo. Ya está. Hace nada, el consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid lo dijo claramente: El PP tiene el apoyo de la mayoría de la carrera judicial. Eso es así y punto. Si te gusta creer que lo ignorabas, haces ya un poco el ridículo, creo. Porque ellos lo reconocen sin ningún problema. Lo consideran natural. Y lo es, me temo. La justicia, ¿es la máxima aspiración o es algo muy básico? He leído hace poco El mono que llevamos dentro, de Frans de Waal. Te lo recomiendo, por cierto. Dice que los primates tienen sentido de la justicia. Y pone un ejemplo: si a un mono capuchino le recompensas con pepinos y a otro con uvas, después de realizar ambos la misma tarea, el desfavorecido se va a enfurruñar. Enfurruñarse, qué verbo, ¿eh? ¿Quién no se enfurruñaría? Los primatólogos llaman a eso Aversión a la falta de equidad (me encanta). Pero en toda sociedad humana funciona de maravilla la perversa sutileza del Usted no sabe quién soy yo. Ha funcionado siempre. La desigualdad ante la ley. Desde que éramos monos.