Cuando una madre se abraza a su hija o a su hijo, lo hace con todo el cariño que siente por alguien que es importante, más aún, esencial para ella. Cuando le cuida y le arropa, es porque el amor que siente le mueve a hacerlo, aunque tenga que quitarse su propio abrigo. Cuando le riñe o aconseja, está pensando en el bien de esa otra persona, a pesar de que suponga contratiempos en la relación entre ambos. En definitiva, una madre ama a su hijo o hija por encima de todo y eso significa que lo respeta, lo acepta como es. Aunque no siempre esté de acuerdo y pueda avergonzarse por lo que ha hecho en un momento dado, ¡nunca por ser lo que es!Yo soy madre de tres chicos. A los tres los quiero con locura y eso me lleva en muchos momentos a reñirles, a intentar corregirles e incluso a enfadarme con ellos. Hace que sufra cuando no están bien y que intente ayudarles y protegerles para que no lo pasen mal. Pero, al final, cada uno lleva su camino y, a pesar de mis miedos, deseo que vivan su vida y que se encuentren con lo que esta les depare: para bien y para mal. Eso sí, que sepan que estoy aquí, junto a ellos. Que no olviden que los quiero, siempre y en todo caso, y que para mí lo más importante es que sean felices. Los quiero porque son mis hijos: sean rubios o morenos, altos o bajos, tengan pareja o no, sean aplicados o vagos; los quiero porque son ellos y, aún con sus cosillas, son buenos chicos.Es por esto que no puedo evitar enfadarme cuando oigo a otra madre decir públicamente que si "su hijo/a fuera homosexual no querría nietos" o que "lo/a llevaría a terapia para que lo curaran". No entiendo este amor de madre o padre que hace que lo importante sea lo que ellos quieren por encima, incluso, de lo que sus hijas/os son. Se olvidan de su felicidad anteponiendo a la misma lo que ellos desean. Quieren elegir de quién se tiene que enamorar su hija/o, si de otro hombre o mujer. Igual que podrían decidir sobre la ideología, la posición social o la raza de ese amor (siempre les quedará el remedio de poder llevarlos a terapia para conseguir que se desenamoren del inconveniente para hacerlo de alguien más adecuado).Como os he dicho, yo soy madre de tres chicos. Lo que no os he contado es que dos son CIS y uno trans. Y ¿sabéis por qué? Porque eso no es lo importante, no es lo principal. Soy mujer porque así me siento: no porque me lo digan o elija serlo, con mi propia orientación sexual, raza, altura y sordera, entre otras cualidades, y nadie puede estigmatizarme, amenazarme, insultarme, agredirme ni matarme por ser lo que soy: ni en la calle, ni desde una tribuna política o un medio informativo (quienes lo hacen no merecen ni salir nombrados en esta carta). Y como también soy madre, me niego a aceptar que lo hagan con cualquiera de mis hijos.
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