edro Sánchez ha salido triunfante del 40º Congreso Federal, como no podía ser de otra manera, tras consolidar su control del partido, escenificar hasta la saciedad el concepto de unidad y reivindicar la etiqueta socialdemócrata para su formación. Sánchez, con la pandemia en retirada y con los Presupuestos hinchados por el maná de fondos europeos se ve ya con las Cuentas del Estado aprobadas a la espera de los flecos finales con ERC y PNV y con un final de legislatura más o menos plácido y maniobra desde ahora pensando en las próximas citas electorales. Y lo hace en dos direcciones. Una, recuperando a las viejas glorias (léase Felipe González y Rodríguez Zapatero), suturando las heridas internas y recolocando en puestos clave a dirigentes que había defenestrado en su agónica carrera a la cima del poder. La llegada de Antonio Hernando a un puesto clave en la fontanería de La Moncloa es buena prueba de ello. Pretende con estos movimientos la recuperación del votante clásico socialista y del desencantado seguidor del PSOE sabedor de que va a necesitar la movilización de su electorado para volver a ganar al PP -ya triunfador en los sondeos- de cara a las elecciones del próximo año y de las generales de 2023. El segundo movimiento estratégico es la desactivación del influencia de Podemos y sus actuales dirigentes (incluyendo el poder en la sombra de un Pablo Iglesias retirado) con el apoyo a la creación de una plataforma a la izquierda del PSOE para rentabilizar el voto atomizado de izquierdas y que la mayoría progresista tenga una amplia representación parlamentaria que sustente el futuro Gobierno por él presidido. Y es que ya le pueden los celos del éxito de Yolanda Díaz artífice de los grandes cambios en materia de laboral y a quien no son pocos los que ya ven al frente de esta plataforma de izquierdas a la izquierda del PSOE. De ahí la insistencia durante el cónclave socialista de demoler la reforma laboral impulsada por Rajoy e implantar un nuevo marco sin que sea su ministra de Unidas Podemos quien abandere esta renovación. Su apuesta por el diálogo y la negociación con Catalunya y Euskadi también será sus ejes con la vista puesta en las urnas en la segunda parte de la legislatura, que será más plácida que la primera tras el impacto de la pandemia.

La suturación de las heridas internas y la apuesta por una plataforma a la izquierda del PSOE son maniobras para llegar con fortaleza a las citas electorales