levo unos calzoncillos de Zara. Me he percatado de la etiqueta cuando estaba a otras cosas. Porque nunca presto atención a las marcas de la ropa y menos de los accesorios, entre otras explicaciones porque no me la compro yo. Así que ni caprichos ni manías. Pero llevar pegado al cuerpo uno de los productos del magnate Amancio Ortega ayuda a seguir la pista de cómo ha podido llegar a amasar una astronómica fortuna que le coloca entre los más ricos del planeta. Los últimos datos publicados ayer por la revista Forbes le adjudican un capital de 67.000 millones de euros, diez mil más que el año anterior. Los ricos son así: ganan dinero casi sin pretenderlo, por pura inercia. Esa es la imagen de ellos que transmiten las noticias de empresa; de hecho, cuentan que la gran mayoría ha incrementado su patrimonio durante la covid. Ya ven, mientras todo parecía parado, con la actividad económica ralentizada, ellos seguían amasando pasta. Para cuantificar el dinero que atesora Ortega podemos decir que el presupuesto de Navarra para 2022 es de 5.273 millones y el de España, de 459.000 millones. Así que el emporio del empresario gallego es como manejar un pequeño Estado virtual, sin fronteras, con miles de trabajadores, negocios diversificados y el poder que conlleva la adopción de decisiones internas que pueden afectar a ámbitos que sobrepasan los de sus empresas. Mejor llevarnos bien.

Es un fuerte contraste que mientras manejamos cifras inabarcables para nuestra mente de asalariados, mientras que los ricos tienen más dinero, aumentan, por el otro lado, las cifras de pobreza severa, las entidades de ayuda a los necesitados no alcanzan a atender el número creciente de gentes que llaman a su puerta, los jubilados ven en peligro sus pensiones y los jóvenes no pueden independizarse por enfrentarse a un futuro incierto; en fin, que cuando miramos la otra cara de la moneda, las diferencias son sustanciales y la brecha, cada vez más amplia. ¿Son responsables los ricos de la pobreza de los pobres?

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, aprovechó la publicación de estos datos para pedir a los millonarios un mayor esfuerzo fiscal: "Es hora de que se corresponsabilicen. El impuesto (de sociedades) mínimo del 15 por ciento que aprobamos debe serlo también sobre beneficios porque sólo con justicia fiscal habrá justicia social", señaló de manera acertada. Quien más gana debe aportar más y no borrarse de la lista. Complejo mundo este en el que la justicia pelea con los calzoncillos de Zara.

Los últimos datos publicados por la revista Forbes adjudican a Amancio Ortega una fortuna de 67.000 millones de euros, diez mil más que el año anterior