ualquiera madre o padre sabe que no tiene nada que ver vacunarte tú que vacunar a tus hijos. Cuando nacen y les van poniendo las vacunas que están en el calendario -las más clásicas y que tú mismo recibiste hace años-, como que no estás intranquilo. Pero cuando te llega la hora de decidir sobre vacunas que te recomiendan profesionales de la salud de los que te fías y que les protegen de enfermedades muy poco probables pero tremebundas y que no están en el calendario, normalmente aceptas, pero tal vez a causa del enorme caso que mediáticamente se les ha hecho a los antivacunas y los escasísimos casos adversos pues pasas unos días con inquietud. El miedo cuando se es madre o padre es algo inherente a serlo. Ahora nos llega esta vacuna para el grupo de edad en el que están casi 50.000 escolares navarros y lees y lees y lees y no sacas nada especialmente en claro. Tienes que tomar una decisión que no afecta a tu salud, no lo olviden, sino que puede afectar a la de tu hijo o hija. Todos hemos leído que la inmensa mayoría cursan la enfermedad o sin síntomas o con síntomas muy leves, muy parecidos a los de la gripe. No se vacuna a los críos de la gripe, así que ¿por qué habría que vacunarlos ahora de la Covid? Ya, ya sé, está el asunto de la inmunidad colectiva y todo esto, pero en una vacuna personal hay que medir la relación riesgo-beneficio y en esta el beneficio no parece ser lo suficientemente potente como para afrontar el por supuesto mínimo riesgo pero que ahí estaría. Hay, en el colectivo médico y entre los pediatras, opiniones para todos los gustos y, entre los padres y madres, sensaciones también que una hora apuntan en una dirección y la otra en la contraria. Es obvio que todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero hay que ser conscientes de que con esta vacuna concreta ahora mismo poca gente sabe qué es lo mejor para un crío sano. Todo dudas y más dudas.