n amabilísimo empleado de banca -bien abrigado para el frío exterior- explicaba el otro día a un usuario cómo manejarse con el cajero automático, en el que alguna operación excepcional -se supone- debía hacer porque estuvieron un rato con indicaciones e intercambio de gestos, apertura de ranuras del aparato, pero la cosa se prolongaba y así, incluso la gestión con tutor en directo, no resultó sencilla. En plena calle, con la celeridad que se reclama a cualquier operación en la vía pública, y la indiscreción que se siente -temor también-, la situación no fue cómoda. Se formó cola, el empleado diligente se marchó concluido el tutorial, y solo ante el peligro, el usuario remató la faena. O eso creyó. Dentro de la oficina de la sucursal, sillas y mesas vacías de un mobiliario impoluto. De la falta de uso.

Carlos San Juan, el hombre de 78 años que reclama un "trato más humano" por parte de los bancos, hizo esta semana la entrega simbólica de las 600.000 firmas recogidas en la campaña Soy mayor, no idiota, a través de la plataforma change.org, entre otras.

Aunque nuestros mayores pueden aplicar perfectamente el nombre de la campaña a otras relaciones y sensaciones de la vida que les hemos organizado, en el trato con las entidades bancarias también podemos notar, por lo menos, la segunda parte del lema. No se trata de una crítica facilona, aunque el asunto tiene para hacer coñas y chistes, pero cuando en nuestra rutina se cruza en un día cualquiera una gestión pequeña en un banco o caja, la cosa puede resultar farragosa y pesada, quizás hubo que haber pedido cita y no lo sabías, te encuentras fuera de algún horario de atención desconocido para ti, hablabas con un empleado que ya no está y nadie le conoce, o cualquier circunstancia más. Ni una mirada amiga detrás de la ventanilla, porque no hay nadie ahí, cada vez menos.

"Vengo a hacer esto todos los meses y de un mes para otro ya no me acuerdo", decía en televisión un pensionista a la salida de una sucursal bancaria. Ni un jubilado ni casi nadie se acuerda de la nueva parafernalia del sector.

La ministra Calviño ha anunciado que a finales de mes espera que las entidades bancarias ofrezcan un listado eficiente de medidas -algunas ya se han filtrado- que fomenten "la inclusión financiera de todos". Es decir, confirma que se practica algún tipo de exclusión... Exclusión para acceder a los cuatro euros de los ahorros. En fin. No hay palabras.

El cajero del empleado amable siempre tiene ambientazo fuera, en la calle. A alguno le he visto llegar a hacer cola con apuntes.

"Vengo a hacer esto todos los meses y de un mes para otro ya no me acuerdo", relataba un jubilado delante de una sucursal bancaria... Tampoco se acuerdan de él