ste año también haré objeción fiscal, aunque con más motivos que en años pasados. Aunque también el año pasado había en torno a unas 60 guerras en el mundo, las mismas que en este año, hay características que hacen especial y cercana la guerra de Ucrania.

Mientras nuestro gobierno y resto de gobiernos europeos, junto a la mayor parte de los medios de comunicación nos están intentando convencer que esta guerra en territorio europeo es justa, y lo es para defender los DDHH, hay algo en mí que no termina de creerse tanta buena intención.

Cómo puede ser que nos preocupe la guerra en Ucrania, ahora que ha sido invadida por el actual Gobierno de Rusia, y no nos haya preocupado desde el 2014, cuando comenzó el conflicto en la zona del Dombas y que ha dejado miles de muertos.

¿Por qué Ucrania es considerada una democracia ejemplar y nadie pone en duda la ley que prohibió hablar el ruso en su territorio, cuando tanto el ruso como el ucraniano se utilizaban normalmente e incluso se estudiaban en las escuelas? ¿Se imaginan si en el Estado español se suspendieran el catalán, el euskara, gallego y otras variantes?

Creo que no merece la pena seguir armando a Ucrania en una guerra de desgaste donde la población civil pone los muertos y sufre la destrucción para así poder desgastar a Rusia y que Estados Unidos mejore su posición hegemónica de la mano de la OTAN.

¿Alguien se ha puesto a pensar los muertos colaterales que por las hambrunas, al escasear los alimentos y subir los precios, se pueden provocar en las zonas más pobres del planeta? En Europa podremos superarlo, pero, como en ocasiones anteriores, los sectores más débiles pagaran la factura con mayores penurias.

Y sin tan exquisitos somos con los DDHH y tanto nos preocupan los posibles crímenes contra la humanidad, por qué impedimos a artistas y deportistas rusos que participen en nuestro territorio y en cambio los israelís lo pueden hacer sin ningún problema. ¿Valen más los muertos en Ucrania que la reciente muerte (asesinato de estado?) de una periodista palestina? Quizás alguien diga que en Ucrania son muchas las personas muertas y la periodista es sólo una, pero ¿y los cientos de muertes anteriores y apartheid sanitario a los palestinos, negando las vacunas de la covid, mientras Israel era pionero en ponerse las distintas dosis...?

Doble rasero es lo que hay, como doble rasero está habiendo en la acogida de personas refugiadas. Las personas de tez blanca y cristianos (aunque sean ortodoxos) no se pueden comparar con los negros de África o con los pobres de Yemen, o con los un poco morenos que huyen de las guerras de Irak, Afganistán, Siria y otras muchas. Y conste que me parece muy bien la acogida que damos a las personas ucranianas, pero no entiendo porqué nuestros gobiernos gastan su dinero en convertir el Mediterráneo en una fosa común.

Y si tanto nos preocupa el derecho internacional, ¿por qué abandonamos a los saharauis y los cambiamos por un plato de lentejas que nos dará el rey de Marruecos? Claro, los saharauis son pocos y los ucranianos muchos, y además en ambos casos con la bendición de Estados Unidos...

Por eso y porque las guerras empiezan aquí, en el polígono de tiro de las Bardenas, me sumaré a la consigna de que”las guerras son un crimen contra la humanidad” y volveré a hacer objeción fiscal. Un pequeño gesto que no parará la guerra, pero que pretende reafirmar que con mi dinero no.

Y no puedo entender que dediquemos tantas energías y recursos a la guerra cuando la prioridad máxima debería ser luchar contra el cambio climático.

Por supuesto, el dinero que no voy a pagar en la declaración de la renta no me lo voy a quedar sino que lo voy a entregar a 2 organizaciones que trabajan realmente por la paz y que no la manosean o convierten en moneda de cambio como nuestros gobiernos.

La Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG-WRI) cumplió el año pasado su centenario y continúa dando voz a las personas de las distintas guerras. En esta guerra ha servido de altavoz tanto para el movimiento pacifista ucraniano como para los grupos que se oponen a la guerra en la misma Rusia y ha realizado varias videoconferencias con activistas de ambos lados. El otro proyecto es para una pequeña organización de DDHH que funciona en el Sahara ocupado, para que pueda seguir ejerciendo su labor, aunque nuestro gobierno ni se lea sus informes.

Pero si alguien se quiere sumar, hay numerosas organizaciones a las que se puede desviar el dinero de la guerra, grupos por la salud pública, ONGD, ecologistas, etcétera.

No quiero olvidarme de las víctimas civiles de ésta y otras guerras como tampoco quiero olvidar al periodista encarcelado en Polonia sine die, ni a la objetividad informativa, que está sepultada por montones de noticias falsas. La verdad es la primera víctima en cualquier conflicto armado.

Y tampoco quiero olvidar a las miles de personas detenidas en Rusia por protestar contra la guerra, a las madres que luchan por saber dónde están sus hijos o a los grupos que promueven la objeción de conciencia. Y en el otro lado, no quiero olvidarme de quienes siguen defendiendo que la paz es el camino y que siguen pidiendo que se negocie, y a aquellos que se niegan a empuñar las armas como en su momento hicimos las personas insumisas en esta tierra. Por ello reivindico el derecho al asilo a los desertores de ésta y cualquier otra guerra.