La batalla por ganar espacio político a la izquierda del PSOE se está volviendo cainita. Pablo Iglesias, alejado de la primera línea política pero en la vanguardia de las estrategias de Podemos, no para de lanzar andanadas contra la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz después de que esta se embarcara en el proyecto de Sumar, una plataforma que pone en peligro la hegemonía de la formación morada. La actual coalición Unidas Podemos es el escenario de una feroz pugna en la que cada aliado cuenta de cara a tomar posiciones ante las elecciones que se avecinan. Podemos, IU, PCE, Anticapitalistas, formaciones autonómicas de izquierda y la recientemente creada Sumar componen un maremagnun de siglas e intereses (que además cambian en función de la zona geográfica) que deben pactar y confluir en pocos meses para rentabilizar en las urnas su difícil unidad y evitar la dispersión del voto. Y más con una derecha que gana fuerza en torno a un PP que se siente ganador y que ha fagocitado a Ciudadanos y contenido a Vox. Sumar siempre ha sido complicado en la izquierda (el ejemplo más reciente es Andalucía) pero el avance de la derecha no les deja otro camino. Ese y el de una reformulación de programas e ideas que ilusionen a los votantes y les seduzcan para que acudan a las urnas para frenar el auge de la derecha. Esa debería ser su batalla.