Hace días que acabaron las fiestas de la vieja Iruñea y nada más terminar tuvimos los datos de los residuos recogidos. El dato no pudo ser más negativo, un 7,18 % más que en el 2019. Como vemos, a la hora de medir el éxito de la fiesta, éste es un indicador más, como lo es el PIB en la macroeconomía. Pero estos indicadores no nos dicen si somos más sostenibles o simplemente tiramos más.

Para que unas fiestas puedan ser sostenibles hay que considerar tanto criterios sociales (cuánto se paga a los oficios invisibilizados como recogida de residuos, limpiezas varias, pinches, etcétera, cuánto del trabajo de hostelería se hace en negro, etcétera) como criterios meramente ambientales y qué normativas se aplican.

La apuesta por unas fiestas cada vez más masivas, además de riqueza para el sector servicios también trae disfunciones ambientales, y con la que nos está cayendo y nos va a caer con expresiones del cambio climático como incendios, olas de calor y escasez de materias primas, debería hacernos replantear algunos temas.

La apuesta por unas fiestas cada vez más masivas, además de riqueza para el sector servicios, también trae disfunciones ambientales

En estos datos destacan la cantidad total de residuos recogidos y no nos dicen lo que se ha aprovechado. Sí nos dan lo que denominan recogida selectiva, pero hay que volver a incidir que recogida selectiva es igual a material recuperado menos impropios que van a rechazo. La fiesta relaja las costumbres, vienen muchas personas que en sus zonas de origen no realizan labores de separación, y si nos damos unas vueltas por los contenedores de residuos de la zona festiva podíamos verlos mezclados. Incluso en los de vidrio de algunos bares, cuando los dejan en las calles, se podían ver botellas de plástico y otros residuos.

Un dato que no suele aparecer es el de materia orgánica recogida; y con el trabajo que hay en la hostelería, se supone que tiene que ser una cantidad nada desdeñable y bastante más elevada que el resto del año. ¿O será que a mayor trabajo de restauración menor recogida selectiva?

Nos alegra la cantidad de vidrio recogida selectivamente, y que vaya a más, pero dando una vuelta por el espacio de la fiesta se podía ver bastante vidrio por el suelo, junto a otros restos de plástico o en los contenedores de resto (incluso pudimos ver en varias ocasiones a camareros volcando cubos de vidrio en los cubos más grandes de resto). Estos nos lleva a plantearnos alguna pregunta.

¿Por qué el Departamento de Medio Ambiente no ha implementado el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), incumpliendo la ley de residuos que tanto costó aprobar? Seguramente, si tuviéramos el sistema que ya recoge la ley y si abarcara a refrescos, cervezas y alcohol, como habría que poner una pequeña fianza por cada botella, si no las retornaran los propios interesados porque estaban un poco ciegos, quizás otras personas lo hicieran para recuperar ese depósito. Y no digamos nada de esas botellas verdes de cerveza que se ven a montones y que también deberían pagar ese depósito en el bar antes de salir a conocer mundo y perderse por el suelo.

Este año han sido miles de latas (aluminio o acero) y botellas de vidrio por los suelos, y el personal de limpieza las recoge pero sin seleccionarlas, de forma que acaban en el vertedero. ¿No hay forma de recuperar estos materiales?

¿Y del plástico qué? Nuestras calles con montones de trozos rotos aderezados de alcohol para que se sientan dentro de la fiesta

¿Y del plástico qué? Nuestras calles con montones de trozos rotos aderezados de alcohol para que se sientan dentro de la fiesta. Nuevamente volvemos a la ley de residuos que tanto costó implementar y que prohibía los envases de un solo uso y que, mira por dónde, los vasos de usar y tirar eran la norma en muchos bares (¿no ha habido tiempo en estos años para pasarles la ley o, al menos, la parte que se refería a su actividad?).

Y la cantidad de vasos retornables, que también disfrutaban de la fiesta y el alcohol, tirados como cualquier persona en coma etílico. En la pasada legislatura fue un avance y sigue siéndolo, pero parece que este ayuntamiento no ha puesto mucho interés en que fueran obligatorios y que en su defecto hubiera cristal y no plástico blando. En cualquier caso, hay que mejorar el sistema, porque no es normal que un vaso que tiene un depósito de 1 euro no se pueda devolver por cualquier persona.

Podemos entender que los bares prefieran vender bebida a recepcionar los envases o vasos que han vendido, pero lo que está claro es que es una vergüenza la cantidad de materiales tirados al vertedero en un momento como el actual, de escasez y precios caros de las materias primas.

O Ayuntamiento, Mancomunidad o Medio Ambiente obligan a cumplir las normas a los establecimientos o ponen puntos de recogida donde se pague por el depósito de los vasos o por los envases de cristal que estén englobados en el SDDR (porque imaginamos que el Gobierno de Navarra no nos va tener esperando hasta que las ranas críen pelo, ¿no?).

¿Cuál es el problema para no poner dichos puntos? Quizás es que piensan que queda un poco pobretón y cutre ver a gente recoger del suelo estos valiosos materiales. Como somos los nuevos ricos, tenemos unas fiestas sin igual y nos sobra de todo, preferimos tirar las migajas antes de que las puedan aprovechar otras personas…

Hay que recordar a la ciudadanía que cada tm. de residuos que van a un vertedero, además del coste del propio vertedero, tiene un coste añadido de 20 € de canon para desincentivar el vertido. ¿Para cuándo el Gobierno de Navarra va a subir esa cantidad suficientemente para que sea más barato separar y reciclar que verter?

Esta situación también se sucede en otras fiestas y celebraciones, aunque a menor cantidad de gente también son menos los residuos, pero el problema es el mismo. Necesitamos cambiar nuestros hábitos y disfrutar sin mearnos en nuestras fiestas, porque huele a insostenibilidad y nos cuesta dinero, un dinero que vamos a necesitar para afrontar la próxima crisis que se nos viene encima.

El autor es miembro de la compañía de las 3 R