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Recursos humanos

Maite Pérez Larumbe

Un ejercicio

Un ejercicioRedaccion DNN

Tumbada, sola, sin más ruido que el del aire aunque pueda escucharse algún motor atenuado por la distancia y con una temperatura que ni contraiga ni desarme el cuerpo. Contaba E que se imagina en esas circunstancias cuando no puede hacerlas reales para, con menos pero no poca dificultad, reconocer, admitir y enfrentar lo feo.

Porque E confiesa que hay cosas feas en su vida, cosas que ha hecho o que le han hecho y por cosas entiende también posturas y opiniones que le devuelven una imagen incómoda de sí. Lo feo en toda su extensión, lo inadecuado, lo imperfecto, lo desagradable, lo fallido, lo frustrante, lo trágico, lo vergonzoso, lo inexplicable, lo cruel.

También toca o imagina tocar la hierba. La tierra no va a dejar de sostenerle, piensa, y el panorama que puede ver si abre los ojos sigue siendo atractivo. Añade que no lo consigue siempre, pero a veces concluye diciendo vale, fue o es y para qué negarlo. Luego, continúa, hay que levantarse para facilitar la digestión del sapo y dirigirse hacia donde se escucha el ruido del motor.

Como si de algo disponemos es de campo e imaginación, propongo este ejercicio que parece liberador y puede llevarse a lo macro y lo micro. Personalmente, no me parece mal método.

E también comentaba que le gustaría ver campos a rebosar de gente tumbada aceptando el dolor y los derechos de las víctimas de la guerra civil y la represión franquista, los de las víctimas de ETA, los de las víctimas de abusos sexuales de la Iglesia y la violencia de género, los de las víctimas de la tortura y la guerra sucia. Pueden completar la lista. En este nivel macro hay material. Y el micro, qué decir, seguro que ustedes y yo lo tenemos más que presente.