“Hoy comienza oficialmente la Navidad”, anuncia rotunda la locutora de un programa de radio. Es 3 de diciembre: ¿muy pronto o muy tarde para colgar el espumillón? Si seguimos la tendencia viral que espera cada año el advenimiento de Mariah Carey a los sones de All I Want for Christmas Is You, el retraso es ya de un mes. Fue el pasado 1 de noviembre cuando la popular cantante difundió su ya tradicional y esperado vídeo, un evento que compite con las campanadas de fin de año y que le sigue reportando millones de dólares a su ya gruesa fortuna. Por contra, si nos atenemos al calendario católico el anuncio radiofónico llega con tres semanas de antelación ya que el inicio está fijado en el 24 de diciembre. Pero hace ya tiempo que se saltaron los límites y los preceptores de preceptos ajustan ese laxo calendario a su conveniencia, que por lo general guarda más relación con lo comercial que con lo emocional. El encendido de las luces de la ciudad, las campañas de publicidad de las grandes marcas, la lectura del pregón, el sorteo de la lotería, son puntos de referencia sin ningún rigor pero comúnmente aceptados por el imaginario popular. Creo que el asunto abarca ya tal dimensión en el margen de doce meses que abogo por un nuevo reparto y por dividir el año en cinco estaciones –primavera, verano, otoño, navidad e invierno–, a la vista también de que los periodos climatológicos se van difuminando y confundiendo. Como todo.