El año que acaba de comenzar se presenta vital para Navarra. Este ejercicio puede ser un punto de inflexión en su devenir político, económico y social. En la primera premisa, las elecciones del mes de mayo para la renovación de alcaldías y el Paramento Foral. Las urnas deberán refrendar el cambio progresista emprendido hace dos legislaturas que ha gozado de estabilidad institucional y ha sorteado los palos en la rueda del Gobierno central para intentar acotar el autogobierno de Navarra. La solidez del Ejecutivo progresista, con presupuestos anuales aprobados por el Legislativo contrasta con la incapacidad de las derechas de llegar a acuerdos con otras formaciones en instituciones como el Ayuntamiento de Iruña. El Gobierno de Navarra encara su último año antes de las elecciones con el claro objetivo de seguir manteniendo las altas cotas de bienestar social y la reconocida calidad de vida de nuestra Comunidad, la más alta del Estado, algo que debería de enorgullecer a todos los navarros y navarras independientemente de su credo político. Por eso el mantenimiento y mejora del actual nivel de bienestar social debe ser irrenunciable para nuestras administraciones públicas. En tiempos de la dura crisis marcada por las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania el reto del crecimiento económico sostenido y sostenible –y por supuesto de calidad– debe guiar también la acción política en la Comunidad Foral. Los poderes públicos deben también ofrecer a la sociedad un mensaje de esperanza ante los tiempos de incertidumbre. Dificultades que no son exclusivas del momento actual. En cada época, la ciudadanía y sus instituciones han sabido resolver los avatares a los que se enfrentaban para construir la Navarra actual. Otros temas como la formación y la digitalización, el desarrollo de las infraestructuras que dependen del Estado (que cada vez tarda más en acometer los proyectos, dotarlos de presupuesto y ejecutar las obras), la lucha contra la lacra de la violencia machista, y la gestión de los fondos europeos no deben de caer en el olvido. Además de restaurar los estándares de calidad en materia de salud con los que siempre ha contado Navarra y que se han visto mermados por la pandemia del covid-19 que todavía permanece activa. Es tiempo de mirar hacia adelante y hacerlo implica encarar estos objetivos.