Roberto Torres jugará en el Foolad de Javad Nekounam lo que resta de temporada. El centrocampista de Arre, vinculado a Osasuna durante 18 años, ha aceptado la oferta del equipo iraní (primera división de Irán) y se traslada a un país donde no respetan los derechos humanos. Un país al que si viajara su mujer e hija (tienen que taparse el pelo desde los 7 años) tendría que hacerlo con velo y donde otro compañero futbolista está condenado a muerte. El iraní Amir Nasr-Azadani del Iranjavan fue detenido por defender públicamente las libertades y los derechos de las mujeres en su país y acusado por el régimen iraní de ‘moharebeh’, es decir, ‘enemistad con Dios’, que conlleva la ejecución en la horca, la misma pena a la que se enfrentan otros deportistas. El movimiento “Mujer, vida, libertad”, tras la muerte de Mahsa Amini, sigue luchando a diario liderado por mujeres, en su mayoría jóvenes. Mujeres que dentro y fuera de su país se enfrentan a un régimen islamista que gobierna el país desde 1979 ocultas bajo el burka durante los últimos 43 años. Durante años, las aficionadas al fútbol en Iran se han disfrazado de hombres para asistir a los partidos. Hay otros ejemplos como el de Lucas Pérez, el delantero coruñés, que va a perder dinero y a jugar en dos categorías inferiores por ir al equipo de sus amores y ante el estupor de quienes no entienden la decisión de bajar dos peldaños. Afortunadamente hay futbolistas que se mueven por valores y no por dinero y eso sí que es un ejemplo real para los jóvenes.