Se acerca el momento de pisar el acelerador para la constitución de la Macrorregión Atlántica que agrupará los ámbitos territoriales de diversas autoridades subestatales de los estados español y francés, Irlanda, Portugal e incluso Reino Unido, sumando un total de 60 millones de personas con intereses comunes en materia de integración, infraestructuras, y desarrollo socioeconómico sostenible. La labor para alinear con el proyecto a autoridades de sensibilidades y origen diverso aportará un paso más esta próxima semana en la reunión de la Comisión del Arco Atlántico que se reúne en Cardiff y donde el lehendakari Urkullu ostentará la presidencia de turno. De ella saldrá una declaración compartida que trasladará el guante al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien ya se comprometió públicamente a respaldar la iniciativa y a trasladar el mandato de su constitución a la Comisión Europea con motivo de su presidencia del Consejo en el segundo semestre de este año. Si todas las partes que se han manifestado al respecto son fieles a su declarado respaldo, no se concebiría que se dejara pasar la oportunidad de materializar un movimiento que, más allá de lo simbólico, implicará el desarrollo de planes específicos por parte de las instituciones comunitarias y garantizará que los intereses compartidos por ámbitos europeos tan transversales como la Comunidad Foral Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca respecto de Gales, Nueva Aquitania, Asturias o Galicia, entre otros, tengan una atención específica que ahora está diluida en favor de macrorregiones ya establecidas. La construcción de un modelo de gestión y relación transestatal de estas características es un paso que favorecerá dotar de dimensión al tan ponderado anhelo de construcción de la Europa de los Pueblos desde una perspectiva práctica que supere el mero enunciado de una voluntad. Articular mecanismos para una institucionalización de la realidad de los pueblos de Europa y del desarrollo de estrategias de desarrollo sostenible cercanas a sus ciudadanos y no sometidas a criterios ajenos a sus circunstancias socioeconómicas y territoriales es el camino para consolidarlos. Pedro Sánchez está obligado a hacer honor a su palabra y llevar esta demanda al foro que la puede materializar.