Quizás no se le haya prestado mucha atención pero a mí personalmente me tiene intrigada la irrupción de Vox en territorios que mantienen una identidad política propia como es el caso de Navarra. Los 2.938 votos (el triple que hace cuatro años) que ha recibido Vox en el Parlamento foral donde los ultraderechistas debutan con dos escaños pueden tener muchas lecturas. Empezando por el análisis de Pamplona: Buztintxuri/Santa Engracia y Milagrosa/Arrosadía son los barrios donde más porcentaje de voto registra, 4,70% el primero y 3,74% el segundo, seguido por los Ensanches (3,57%) y Ermitagaña/Mendebaldea (3,25%).

No me preocupan tanto los barrios con perfiles más conservadores y mayor nivel de renta o con gente muy mayor que vivió el Franquismo donde calan los mensajes de mano dura. Me inquieta que un partido que pide la expulsión de los inmigrantes ilegales o discriminarlos en el reparto de ayudas y trabajo (“los españoles primero”) tenga predicamento en barrios obreros con un alto porcentaje de inmigrantes, como ya ocurrió en Francia con la extrema derecha ). Porque algo está fallando en la convivencia multicultural y es un problema que nos atañe como sociedad. Un partido que además pide que las mujeres no tengan protección especial y resta valor a sus derechos tiene tirón entre un público, según encuestas, de perfil masculino. Y ya están metiendo ruido en las clínicas donde se practican abortos... Un partido que pide cerrar el centro menas de Marcilla, bajar impuestos o habla del euskera como lengua “tan muerta como el latín” se nos ha colado en las instituciones.