El Banco de Alimentos de Navarra no da abasto y se queda sin reservas. Reparte cada mes una media de 300 toneladas de alimentos de primera necesidad para atender a unas 26.200 personas. Toca 10,9 kilos por persona, lejos de los 12,8 que se repartieron el año pasado, admitía ayer Marisol Villar. El aumento de las personas necesitadas en los últimos meses y el “acusado descenso” de las donaciones de productos ante el aumento de los precios y la falta de materias primas ha hecho que la entidad haga un llamamiento a la solidaridad de la gente para donar on line a lo largo de este mes de junio.

Seguramente muchos de nosotros conocemos sin saberlo algunos nombres. Las entidades benéficas conocen bien la situación de cada vez más familias que no llegan a fin de mes y que no están pensando en marcharse de vacaciones, en pisar una playa o bucear en una piscina, sino en que sus hijos coman todos los días. Una realidad difícil sólo comparable con la que están viviendo muchas personas refugiadas a pocos kilómetros de nosotros. “Es muy duro ver a casi 2.000 personas en fila con un ticket en la mano que indica el número de raciones que les corresponde y ver cómo se va acabando la comida, y no hay suficiente para ese día”, reconocía David Moreno Lobito denunciando la situación que se vive en Lesbos y en los campos de refugiados a los que Europa da la espalda. Colas del hambre cercanas ante las que no podemos ser indiferentes.