La Aemet ha activado para hoy y mañana el aviso naranja en Navarra por temperaturas extremas, con riesgo elevado de incendios, tras varias jornadas también muy calurosas. Ocurre lo mismo en parte de Euskadi –el eje del Ebro y la zona de transición en Álava– que también estará hoy y mañana en alerta amarilla y naranja por altas temperaturas, tras encadenar avisos amarillos desde el jueves pasado. Además, el conjunto del Estado encara desde ayer su cuarta ola de calor del verano. Julio ha sido el mes más cálido registrado, alcanzando los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales que el Acuerdo de París estableció como límite para finales de este siglo.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, lo expresó muy gráficamente: “La era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”. El negacionismo irresponsable, absurdo, puede empeñarse en mirar para otro lado, pero la realidad es la que es. Y la realidad, la que ya tenemos entre nosotros, habla de que nos enfrentaremos cada vez con más frecuencia a fenómenos meteorológicos extremos, ya sean lluvias torrenciales u olas de calor –las que ha sufrido la península ibérica este verano han dejado máximas de nada menos que 46,8 °C en Valencia–, a escasez de agua o a grandes incendios. Un escenario que tiene efecto directo e inmediato, que ya lo está teniendo, sobre nuestra agricultura y nuestra ganadería –sectores ya golpeados por el incremento de precios a consecuencia de la guerra en Ucrania–, reduciendo cosechas, pero también modificando ecosistemas. Sin ir más lejos, la vendimia en Navarra ha comenzado ya, batiendo un récord de precocidad por el calor y la sequía. En los viñedos de Burdeos están sufriendo en esta campaña “daños nunca vistos” en la zona por la enfermedad del mildiu –con el 90% de las parcelas afectadas–, cuya virulencia el sindicato de agricultores de la denominación de origen achaca precisamente al cambio climático. La crisis climática es una emergencia mundial y transversal, es un fenómeno complejo que impacta en nuestras vidas de muy diversa manera, desde el medio ambiente a la salud o a la economía. Actuar es urgente e ineludible. Y hay que hacerlo desde todos los frentes y en todos los niveles. Poner freno al cambio climático, al calentamiento global, es y ha de ser un compromiso de todos, instituciones, sectores económicos y ciudadanía.