Este fin de semana toca una año más Nafarroa Oinez. Se celebra en Etxarri Aranatz la gran fiesta del euskera en Navarra organizada este año por la ikastola Andra Mari bajo el lema Hotsein!. Jornadas para disfrutar y para destacar el valor de una jornada de exaltación del euskera como patrimonio cultural de la comunidad que formamos todos las navarras y navarros, de sus orígenes –la Mano de Irulegi es un descubrimiento trascendental con decenas de puertas por abrir detrás–, de su historia, de su identidad, también de su presente y, sobre todo de su futuro. Y para reivindicar también, en este caso la oficialidad del euskera en toda Navarra. Con la inestimable colaboración de la meteorología, decenas de miles de personas se congregarán este fin de semana en Etxarri Aranatz en una jornada que será, como siempre, excepcional para los euskaltzales navarros. Basta repasar las galerías de imágenes que ha recopilado estos día la edición digital de DIARIO DE NOTICIAS de los Oinez que se han celebrado desde los años 80. Inevitable sentir la nostalgia de los recuerdos del paso de las hojas del calendario de la vida cuando son buenos. En realidad está columna ya ha sido escrita antes, pero en los 51 años ya de Oinez ha habido avances, sin duda, y en positivo. Las trabas, sin embargo, continúan por parte de quienes promueven un conflicto identitario y la confrontación de lenguas interesados en la división permanente de los navarros y navarras y en la explotación partidista de falsos conflictos entre zonas invocando una falsa imposición lingüística. Pero la botella está mucho más que medio llena. Las lenguas minorizadas no lo tienen fácil en ningún sitio, tampoco en Navarra y en el resto de los territorios de Euskal Herria, pero si se echa la vista atrás en las últimas cinco décadas la consolidación progresiva del euskera en Navarra es real. Sé que también hay problemas e inquietudes y visiones más pesimistas, críticas o negativas. Hay una sombra de manipulación política constante que utiliza esta lengua navarra como una herramienta de polarización política. O esa anormalidad única en Europa de legislar en contra de una lengua propia minorizada, como es el euskera en Navarra, perseverando desde las instituciones, la justicia incluida, en la persecución y el señalamiento. Aún así, los últimos ocho años se han revertido importantes pasos atrás de gobiernos anteriores y los balances globales de Política Lingüística son más positivos que negativos. Y los cuatro años de esta nueva Legislatura apuntan a esa ruta. La presidenta Chivite confirmaba esta misma semana que el decreto con los nuevos perfiles lingüísticos se aprobará en breve. Muy tarde para lo que ha sido la evolución de la sociedad navarra en el ámbito del euskera, pero importante. Hay también un amplio consenso político y todavía ampliable para sacar al euskera de la pugna política. Navarra como sociedad común y espacio de convivencia, imprescindibles para afrontar los complejos retos de este siglo XXI, ganará mucho avanzando en ese camino. Tarde también, pero igualmente importante. Se trata de construir discursos, argumentaciones y visiones compartidas alrededor del euskera que superen las intoxicaciones que falsean su realidad. Un día de diversión, cultura, solidaridad e impulso a esta lengua propia de Navarra entera. Ongi pasa!.