En la búsqueda semanal del hecho noticiable que inspire esta columna, me he topado con un comunicado de la Comisión Taurina de la Casa de Misericordia de Pamplona en la que informa de los nombres de las ganaderías que participarán en la Feria del Toro 2024. El texto resalta el retorno de un hierro en sustitución de otro y la repetición de clásicos como los Fuente Ymbro, Miura y Cebada Gago. La cosa me ha parecido rara, rara y extemporánea. No se trata tanto de que en este mundo cada día más antitaurino sobrevivan las crónicas que hablan de astados, su crianza y el destino de su segura muerte. No es eso, es el momento. A medio día de hoy, restarán nada menos que 237 jornadas para el próximo chupinazo, justo hemos empezado a sentir algo de frío y a perder paraguas aquí y allá por falta de práctica y nos vienen con lo de los morlacos que protagonizarán futuros encierros. Es tiempo de preocupaciones mucho más serias, Palestina y sus gentes desaparecen ante nuestros ojos, y son días en las que las administraciones han de esforzarse en colaborar para dar cobijo y calor a tantos chavales que se ven obligados a dormir en la calle. Justo han terminado las últimas fiestas patronales cuando en la televisión ya asoman las Navidades… ¡Qué lejos quedan el calor y las moscas!