Quizá hoy no sea el día más oportuno para tratar este tema. O sí. ¿Sobrevive el amor a dormir en camas separadas? Parece que asistimos a un hábito cada vez más frecuente en las parejas y que supera el marco de lo rutinario porque ya ha trascendido al ámbito sociológico. Por ejemplo, un estudio de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño realizado en 2023 constató que uno de cada tres encuestados reconoció dormir ocasional o regularmente en habitaciones separadas con su pareja. Sin que nadie le preguntara, la conocida actriz Cameron Díaz avaló ese dato al revelar que ella y su esposo descansan en cuartos diferentes y abogó por “normalizar” esta práctica. Y que lo diga una estrella de Hollywood parece tener más rigor científico.

¿Quién no se ha despertado a medianoche alterado por un insistente y cercano chasquido de lengua, una patada en la espinilla o un codazo en las costillas? Los ronquidos parecen ser una de las causas de ese abandono de la cama a medias. Amar y roncar son verbos antagónicos, sobre todo cuando afectan a la calidad del sueño, que acaba derivando en mal humor, fatiga, irritación y mal rollo entre quienes comparten colchón; y terminar, en algunos casos, en lo que se ha bautizado como sleep divorce (divorcio del sueño), que, en principio, no debería ir más allá de un alejamiento en el marco de la vivienda que reporte efectos positivos a ambos.

Dicen los expertos que este fenómeno va en aumento entre los millenials, como un cambio cultural y nada traumático; y apoyan su razonamiento con el dato histórico de que la cama matrimonial es un concepto que se intensificó con la revolución industrial al disponer de menor espacio en las viviendas. Por contra, en ese tiempo los miembros de la realeza, subrayan, ya no dormían juntos (y por lo que sabemos de casos cercanos incluso lo hacen hoy fuera de casa y con otra pareja).

Es frecuente aprovechar la celebración de hoy, san Valentín, para recoger los últimos datos de disoluciones matrimoniales. En Navarra, el más reciente recuento, de 2022, contabiliza 1.059 entre divorcios, separaciones y nulidades: es la cifra más baja desde 2010. Nada sabemos de la influencia en alguna de esas decisiones de un ‘divorcio del sueño’ previo. Ahora bien, para quienes tengan dudas, no olvidemos que el roce hace el cariño.