El ferrolano Miguel Tellado, uno de los caudillos de la cúpula nacional del Partido Popular, aventó la idea de disolver el tripartito de la coalición Navarra Suma, liderada por UPN y a la que se sumaron por conveniencia Ciudadanos y, más adelante, el propio PP. UPN, para disimular su lenta caída.

Los otros, para asegurarse representación en el Parlamento Foral y en algún Ayuntamiento. Luego imputó la ruptura al partido de Esparza. Actual portavoz en el Grupo Popular del Congreso de los Diputados. Hasta ese nombramiento, vicesecretario general del PP. Sucesor de Ana Beltrán, fracasada en Navarra y promocionada en Madrid por Pablo Casado. Los anteriores galones los tuvo en su tierra natal: Secretario General (un corto tiempo, presidente interino), Senador autonómico y Diputado electo.

Tellado ha sido el avalista para el ingreso como militantes de los políticos navarros Sergio Sayas (20 años después de su debut como concejal de UPN) y Carlos García Adanero (36 años con carné regionalista). Monaguillos, diáconos y ordenados ya sacerdotes de la suprema congregación de la derecha. Fichajes con compromiso de colocación. Tras su ruptura de la disciplina de voto en la Reforma Laboral, ambos se pasaron con sus respectivas actas a los asientos del Grupo Mixto.

Acomodaron sus posaderas sobre los expedientes de expulsión emitidos por UPN. Sayas anunció que nunca se integraría en las listas del Partido Popular. Pero tiene confesado que la mentira es consustancial al político. Al menos, a un político como él. Tampoco tuvo empacho en negociar con su despreciado EH Bildu el puente Guardia Civil-Policía Foral para los agentes de Tráfico. Ahora, sin embargo, alza la señal de Stop a esa recuperación de una competencia histórica de Navarra. Estamparon su firma de militancia el día bisiesto del año, “convencidos de que Navarra necesita una alternativa fuerte y que esa alternativa vendrá de la mano del PP”. Su transfuguismo como inversión de futuro.