Ya late en el ambiente la cercanía de los Sanfermines. Pamplona vive una cuenta atrás que se percibe en las calles y en las gentes. Para todos supone una ilusión renovada por repetir los rituales habituales. No es nada nuevo pero resulta siempre diferente. El deseo unánime es el de vivir las fiestas en paz, sin alteraciones fuera de programa, rechazando comportamientos y agresiones deplorables que han ensombrecido el desarrollo en años anteriores y que, por su crudeza, siguen en la memoria de la ciudad como testimonio de lo que nunca debería suceder.

En fechas en las que decenas de miles de personas acuden a Pamplona de todos los puntos del globo, la convivencia y el respeto son actitudes fundamentales. Así lo han interpretado los seis grupos políticos representados en el Consistorio que el viernes respaldaron por unanimidad un texto propuesto por Alcaldía que persigue colocar a las fiestas de Pamplona “en parámetros de pluralidad que caracterizan a sus gentes, diversas en cuanto a su origen y cultura, su ideología, religión e identidad sexual”. Como expresaba de forma resumida el alcalde, Joseba Asiron, lo único que pretende el documento “es que todas y todos nos sintamos a gusto y seguros”.

El denominado ‘Manifiesto social por la convivencia’, breve y conciso en su exposición, tiene una última línea que es la que explica esta declaración y pone la lupa en los desagradables incidentes registrados los últimos años en la calle Curia en el regreso de la Corporación tras la Procesión y que principalmente han sufrido en sus carnes los concejales de derechas. Las imágenes de esos empujones, los gestos airados, no tienen nada que ver con lo que sucede el resto de los días festivos e incomodan incluso a quienes no comulgan con esa ideología. Como subrayó el alcalde, la crítica política no puede ir nunca más allá del respeto.

Hubo un tiempo en el que se coreaba la consigna “fiestas sí, política no”, pero es inevitable que la política asome en el Chupinazo, en las peñas, en las corridas de toros y hasta en los conciertos; la clave está en canalizarla desde la sensatez y la oportunidad. Hace años que se desterró la crispación entre el 6 y el 14 de julio, aquel temor a que pasara algo que enturbiara la fiesta. Este paso adelante del Ayuntamiento solo puede traer unos Sanfermines mejores.