Que sí, que ya sabemos todos lo que va a pasar. Que Osasuna va a pagar los platos rotos ante el Barça, el Milan y France Football (que escueza tanto en un club que una revista francesa no le dé un premio a uno de sus jugadores es para hacérselo mirar). Que el Real Madrid nos va a dar un baño con actuación estelar de Vinicius, Mbappé y, en general, de todos esos cracks que andan con la autoestima por los suelos.
Pero..., ¿y si no? ¿Y si resulta que Osasuna no sufre miedo escénico, y se planta bien en el césped, y hace su fútbol, ése que le ha llevado a sumar ya 21 puntos y a estar en plazas europeas? Está claro que el Madrid no carbura, que aún no ha despegado, y eso hay que intentar explotarlo. El riesgo de una (otra) goleada en el Bernabéu. La ocasión de una (otra) hazaña. Que no pedimos un 0-5 para quitarles el segundo puesto por mejor golaverage, pero sí ese desparpajo de las tardes históricas en la Villa y Corte.